Capítulo 02.

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"No tenemos control de las leyes de la vida

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"No tenemos control de las leyes de la vida. Solo tenemos que fluir con lo inesperado"~ Lailah Gifty Akita

Esperar lo inesperado.

A veces la vida nos hace creer que estos momentos de felicidad durarán para siempre, lo que no nos dice es que la tristeza es más fuerte que cualquier alegría y que si pierdes lo que te hace sentir feliz y lleno el mundo, no existe cosa que lo reemplace.

Siempre dije que no me quería amarrar a alguien o depender de que alguien fuese mi felicidad, pero ella lo había sido y con su partida no había dejado más que sobras de mí, pues ella se había llevado más de la mitad de mi corazón dejando un hueco abismal en mi pecho.

Las noches desde su muerte eran las más largas que había experimentado en mi vida, las horas parecían detenerse a cada instante y no pasaba más de dos horas dormido, pues las pesadillas me atormentaban. Sí, había buscado todo tipo de alternativas, incluso tomar medicinas para dormir, pero al parecer mi cerebro era igual de terco que yo y no podía cerrar los ojos sin imaginarse a esa hermosa muñequita que se había ido llevándose todo consigo.

Las madrugadas me alcanzaban y por la mañana me levantaba antes del sol salieron en su primer rayo, sentía que sin ella me había quedado completamente solo en el mundo, a pesar de que lo compartía con Conall, ese sentimiento no se iba en ningún momento.

Sabía que él sufría lo mismo que yo, pues muchas veces en mi insomnio lo había descubierto llorando por las pesadillas que también lo atormentaban, era tonto que ambos sufriéramos lo mismo pero habíamos perdido al amor de nuestra vida y eso... eso nadie parecía comprenderlo.

A pesar de que tratábamos de permanecer cuerdos, sin dejar que los pensamientos nos abrumarán y nos quitarán el hermoso recuerdo de ella, superarla, cada día se convirtió en un trabajo más difícil... habíamos repetido una y otra vez el ciclo de luto, habíamos intentado de todo para superarla, incluso yendo a clubs de BDSM, algo que ambos nos había llenado durante toda nuestra adolescencia, sin embargo eso ni siquiera parecía llamar nuestra atención.

Teníamos una larga lista de pretendientes, todas hermosas, que querían tener algo más con nosotros, sin embargo para los dos no existía mujer más bella como la que habíamos tenido y en nuestros corazones no había forma de que alguien más cupiera, ella a pesar de ya no estar con nosotros, seguía acaparando cada uno de los rincones de nuestros oscuros corazones.

Keyli se había ido y con ella se había llevado cada uno de nuestros sentimientos, dejándonos como dos masas llenas de odio, rencor y sed de venganza, pues en lo único que pensábamos desde su muerte era en acabar con el desgraciado de Magnus.

No éramos los únicos que querían venganza, los ministros eran los que principalmente nos habían ordenado buscar a ese desgraciado, cortarle la cabeza y entregarla charola de plata para colgarla en la pared. Todos queríamos venganza y acabar con la vida del desgraciado que habían apagado la luz del ejército, pero al parecer nos llevaba ventaja y no había forma de encontrarlo a pesar de que lo habíamos buscado por cada maldito rincón del mundo.

Sólo tú. Mi dulce tormento.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora