Descerebrado.
"La pena puede ser una carga, pero también un ancla. Te acostumbras al peso, cómo te mantiene en su lugar."~ Sarah Dessen.
La vida muchas veces nos enseña que pone trabas para que podamos aprender a vivir y crezcamos como personas, nos enseña que los momentos de vulnerabilidad realmente no son malos porque eso nos hace ser humanos, no está mal llorar o dejar que las personas que amamos nos vean tristes o rotos, eso en realidad nos hace valientes porque estamos mostrando la parte más delicada de nosotros y eso está bien, no tenemos que ser una máscara de hierro todo el tiempo.
Toda mi vida había crecido sin saber cómo lidiar con el dolor, había tenido que aprender a las malas a qué mostrar mi debilidad era darle un punto bajo a las personas que querían dañarme, por eso a mí mismo me habían mostrado que no debía bajar la mirada, tenía que poner rostro duro y seguir adelante a pesar de que estuviera desmoronándome por dentro, debía ser fuerte y no mostrar lo que me dañaba a nadie, porque eso era darles un motivo para hacerlo, para encajar la daga en el punto más sensible de mi ser.
Era un pensamiento completamente idiota, pero había crecido con esa idea porque realmente jamás había querido darle problemas a mi tío o a mi abuela, odiaba realmente la idea de que ellos se preocuparan por mí o de que vieran la parte vulnerable que ya me hacía sentir dentro del ejército, en el ejército no es como lo pintan en las películas o en los libros, no es llegar y tener una vida completamente feliz en donde vas a poder superar todos los retos, en el ejército hacen que llores y te quiebres hasta sentir que toda tu vida se va, te exigen para que tú aprendas a exigirte a ti mismo y que sepas ocultar tus sentimientos sin borrarlos.
Una enseñanza que te dan en el ejército, es que no está mal sentirse vulnerable o mostrar tus emociones, pero debes saber el momento en el cual debes hacerlo, pero te enseñan que está mal refundirte en tu propia miseria porque de esa manera no vas a lograr salir más allá del punto en el que te encuentras, te revolcaras una y otra vez en la mierda que es has creado, si no deja salir esos sentimientos, te van a consumir y convertirte en una verdadera bestia incapaz de ser controlada.
Pero gracias a eso yo había comprendido que no estaba mal sentirme mal, que realmente mostrar mis emociones no me hacía vulnerable siempre y cuando supiera los momentos en los que podía demostrarlo, no debía tragarme mis sentimientos, pero debía mostrarlos en el momento correcto, si estaba secuestrado no podía quebrarme en este momento, porque mi cerebro dejaría de funcionar y no tendría la habilidad de supervivencia, pero cuando fuera rescatado o yo mismo lograra librarme de ese secuestro, podía quebrarme las veces que yo quisiera, podía llorar, maldecir y refundirme en mi miseria, siempre y cuando regresar a ser yo.
La vida es una mierda, realmente lo es, toda mi vida crecí solo y lo único que tenía para acompañarme era mi mejor amigo, a mi abuela y a mi tío, mis padres me habían abandonado en búsqueda de algo que nisiquiera estaban seguros de querer, pero que ellos estaban seguros de necesitar. Habían querido controlar mi vida cuando se dieron cuenta de que realmente habían hecho un mal al irse, por eso siempre había pensado que jamás quería tener hijos si yo no me sentía con las habilidades y las capacidades necesarias para cuidarlos y darles el amor que merecían, quizás ese había sido el motivo por el que en el momento que me enteré que era padre, no había negado ni un solo minuto ello, estaba dispuesto a hacerme cargo de un niño para darle el amor que merecía.
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Sólo tú. Mi dulce tormento.©
AcciónLa mujer salvaje se levanta como un fénix de las cenizas de su vida, para convertirse en la heroína de su propia leyenda - Shikoba . . . Un año y nueve meses desde el último adiós a Keylani, la mujer que se convirtió en leyenda, pero que por azares...