Capítulo 08.

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"Las heridas que no se ven son las más profundas

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"Las heridas que no se ven son las más profundas."~ WILLIAM SHAKESPEARE.

Dulce Diosa. 

La vida muchas veces nos obliga a tomar caminos diferentes, caminos en donde si no llevamos un arnés que nos guíe podemos perdernos y tomar la vereda equivocada, los caminos siempre están llenos de baches tomes el que tomes, la vida no es perfecta ni te enseña que debes de aferrarte a lo conocido pero que también debes aventurarte a tomar el camino más difícil.

Toda mi vida sentí que iba en el camino incorrecto, caminaba en la oscuridad cuando era un niño y así seguí durante toda mi vida, los pasos que daba eran prácticamente en la oscuridad sin el mínimo rayo de sol. Desde que era pequeño había sufrido varias cosas que me habían llevado a la desesperación y el dolor, estaba acostumbrado a perder a pesar de que mi familia tenía un gran reconocimiento, mi padre había sido un hijo de puta y mi madre, mejor ni se diga.

Había tenido una vida difícil desde que tenía 7 años, mis padres eran personas de bien que siempre nos habían cuidado pero por alguna extraña razón, ambos se habían desviado del camino y se habían convertido en los mayores bastardos que habían pisado la Tierra. Mi padre por algún extraño motivo se topó con un viejo amigo de la preparatoria, quien lo invitó a un nuevo culto que se suponía le daba prosperidad a todo mundo.

Estábamos atravesando por un momento difícil en el que mi padre se había perdido en las apuestas, así que lo que más queríamos era prosperidad para nuestra familia y esas personas se la ofrecieron a mi padre.

Ahí empezó uno de los peores momentos de mi vida.

Durante años luché para superar los traumas que me había desencadenado ese momento y aunque me había quedado sin nada, quise continuar con mi vida y en el orfanato en donde crecí me ofrecieron la oportunidad de estudiar en una escuela pública, aunque hasta esa edad había estado acostumbrado a lujos, debía darme cuenta de que esos momentos habían quedado en el olvido.

Cuando cumplí los 12 años y tenía que ser dado de baja en el orfanato, para mi buena suerte llegó un hombre amable, un hombre que sin deberme nada me volteó a mirar y me quiso como su hijo, ese hombre era quien se habia convertido en mi padre y también en mi general, Andrew Pávlov. Gracias a ese hombre logré salir de las calles y con el tiempo me convertí en uno buen soldado de la IISMFCMO, aunque mi padre al ser un gran científico, tenía a su cargo el FEIC .

Mi padre me había mirado sin deberme nada, me había dado una sonrisa y una casa donde dormir, pero sobre todo me había llenado de amor un amor y nunca había recibido ni siquiera de mis padres biológicos, él mismo me ayudó con todos los trámites que debían hacerse para poder cambiar mi nombre, odiaba el que me habían puesto pues solo me recordaba que yo había sido una víctima de ellos. Así que mi nombre cambió completamente a Nikolai Pávlov, algo que a mi me encantaba.

Sólo tú. Mi dulce tormento.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora