Capítulo 20.

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Este capítulo tendrá muchos puntos de vista, por lo que he decidido escribirlo en tercera persona, espero les agrade. <3

"A veces tienes que quemarte hasta los cimientos antes de que puedas resurgir como un fénix de las cenizas"~ Jens Lekman

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"A veces tienes que quemarte hasta los cimientos antes de que puedas resurgir como un fénix de las cenizas"~ Jens Lekman.


El recate.

Muchas veces los humanos sean egoístas sólo ven por su punto a favor y no hacen nada por ayudar a los demás, no les importa nada a su alrededor ni siquiera las personas a las que aman, sólo quieren colocarse en la cima de la cadena de poder, sin importarse que con ellos se lleven a todos el mundo, se disfrazan de héroes diciendo y jactándose de que lograron una gran hazaña, Y tal pareciera que todos les celebran. pero cuando alguien sacrifica todo con tal de proteger a quienes ama, lo llaman el villano, creen que es una forma egoísta de actuar pero lo que ellos no saben es que si no se protege a quien se ama entonces el villano se convierte en héroe.

Magnus estaba sentado en el sillón en el que él se había proclamado rey, en su mano movía una ligera copa de coñac del más fino, la noticia de que realmente su pequeña Ptichka estaba con vida lo había alterado a grados cósmicos. Él sólo tenía una simple hipótesis, pero cuando supo que realmente ella no había muerto, ordenó a todas las mafias que la buscaran. Aunque había perdido poder en contra de su hermano, sabía que si él ordenaba volvía a ser el maldito rey de la mafia.

Para él su hermano no era más que un papanatas que no sabía hacer nada y se valía del éxito de los demás, su hermano siempre se había valido artimañas para conseguir lo que quería, se había colgado de su éxito pero tenía un ligero problema, se drogaba más que cualquier otro drogadicto en la maldita Tierra, sabía controlarlo, sí, pero esto no evitaba que su cerebro estaba tan podrido que no tenía buenas ideas.

Por eso cuando lo llamó diciéndole que tenía la carnada perfecta para atraer a su pequeña Ptichka, no lo creyó ni un solo segundo, si él no había logrado atraer a su mujer menos lo podía hacer su hermano que estaba totalmente perdido en las drogas, Pero ¿Cuál fue su sorpresa? cuando su hermano enlazo una llamada que su mujer le había hecho.

A Magnus se le hincho el corazón de alegría, Sintió que todo su mundo volvía a tener color y de repente todo lo que había sufrido en su ausencia se había reducido a nada al verla frente a la maldita cámara. No le importaba si era una mentira de su hermano, tenía que comprobar que ella realmente estaba con vida y si la única forma era hacer las paces, por supuesto que lo haría.

Su obsesión con Keylani era enferma, al grado de que no podía tocar a otra mujer sino se la imaginaba a ella, él sentía un deseo incontrolable por ella ni siquiera teniendo las maldita droga que él mismo había inventado tenía tal efecto en cualquier persona. Para él, Keylani tenía un efecto peor que cualquier droga que existiese dentro del mundo, sólo podía tener erecciones por ella, sólo pensar en su cuerpo podía hacer que se corriera y cada que la pensaba terminaba con un gran dolor de bolas, no le importaba nada si la tenía para él.

Sólo tú. Mi dulce tormento.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora