Equipo Keynall.
"Hay amores tan bellos que justifican todas las locuras que hacen cometer". ~ Plutarco.
La vida muchas veces nos ponen dilemas que no podemos comprender, en donde ciertamente perdemos todo el hilo de lo que ocurre y sentimos que nuestra vida deja de tener sentido, descubrimos cosas que siempre habíamos creído que eran algo diferente, pero por suerte o alguna coincidencia del destino, existen otros momentos que vienen después de la tormenta que nos hacen darnos cuenta de lo bello que es la vida y que sin importar nada, el amor qué se siente por otra persona es lo más grande que puede existir.
Toda mi vida me había preocupado encajar en un lugar y poder tener algo en donde yo me sintiera parte de ello, un lugar en el que pudiera ser yo sin tener miedo de absolutamente nada, donde pudiera ser yo y fuese aceptada de formas hermosas donde no les importará quién fuera o cuál fuese mi pasado. Sin saberlo había estado toda mi vida en un lugar así, mi ejército y mi familia.
Ahí no tenía que fingir ser algo que no era, podía ser una verdadera psicópata y a nadie le importaba si mataba un par de asesinos, pedófilos o mafiosos, realmente no les importaba si yo era una perra fría o si me valía un cacahuate terminar con toda una organización mafiosa, ellos estaban dispuestos a ayudarme, acompañarme e incluso brindarme las armas necesarias para acabar con todas aquellas personas que querían dañar al bienestar del globo.
A decir verdad a mí tampoco me importaba volver el mundo cenizas si de esa manera conseguíamos un lugar más seguro para vivir, un lugar como el que mis padres siempre me habían enseñado a tener, donde renace el amor y donde no hubiese peligro de muerte a cada dos minutos. Me gustaba mi trabajo y poder ser par de algo que mejorará la vida de cada persona en la Tierra y definitivamente no estaba dispuesta a cambiarlo por nada.
Quizás muchas veces nos enfrentábamos a la muerte cara a cara, eso implicaba a ser parte del ejército más poderoso sobre la Tierra, pero me gustaba sentir la adrenalina corriendo por mis venas y no es que fuese una adicta a ella, sino que me hacía sentir realmente bien conmigo misma poder ser yo y poder lanzarme vacío que implicaba estar en un mundo realmente lleno de posibilidades, un mar tormentoso en el que podías sumergirte si no te aferrabas bien al barco o el salvavidas en el que ibas, sin embargo yo estaba segura de que tenía ese salvavidas en mi vida, Conall lo era.
En el ejército no sólo te enseñan a saber disparar, recibir torturas e investigar cuando es necesario, también te enseñen a aferrarte a la cordura y a ese barco salvavidas que no permite que te hundas en un mar que te corrompe y te hace volverte un psicópata, siempre hacen hincapié en que la línea entre la cordura y la locura, dentro de ese mundo es demasiado delgada y por lo tanto debes estar preparado mentalmente para afrontar cientos de cosas de las que nadie es capaz de imaginar.
También te enseñan a que debes de aferrarte a lo que amas, te enseñan aquí si algo te gusta debes apasionarte por ello y buscar más y más para que no sea algo efímero, que sea algo que dure y que permanezca a través del tiempo. La pasión logra eso, no la pasión como sentimiento por alguien más, sino la pasión de aferrarte y adorar eso qué haces, siempre teniendo en cuenta que la línea es demasiado delgada para llegar a la psicosis. Por eso la obsesión no es algo bueno dentro del ejército o en cualquier ámbito, pero se necesita cierto grado de obsesión para poder permanecer en este.
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Sólo tú. Mi dulce tormento.©
ActionLa mujer salvaje se levanta como un fénix de las cenizas de su vida, para convertirse en la heroína de su propia leyenda - Shikoba . . . Un año y nueve meses desde el último adiós a Keylani, la mujer que se convirtió en leyenda, pero que por azares...