Capítulo 74.

155 12 31
                                    

Ventaja

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Ventaja.

"Una vez que tenemos una guerra sólo hay una cosa que hacer. Hay que ganarla. La derrota trae peores cosas que las que pudieran ocurrir en la guerra." ~Ernest Hemingway.

Hay veces en donde la vida nos enseña que realmente tenemos que ser soldados para no dejarnos caer en los momentos más frustrantes que enfrentamos en nuestro día a día, la vida misma nos enseña que debemos de pararnos firmes y tomar un arma si es necesario para acabar con todas las amenazas a nuestra paz o a lo que hemos construido alrededor de toda nuestra vida.

Hay veces que debemos ensuciarnos las manos para poder proseguir con nuestro plan de vida, otras en las que debemos de pararnos firmes y por más que el mundo se caiga sobre nosotros no debemos bajar la mirada pues nos puede aplastar y dejarnos en completa ruina. Es doloroso ver cómo alguien se apaga de esa manera.

Mi madre siempre había dicho que todo mundo tenemos una luz interior, una luz que brilla tan fuerte que a la vez nos sirve para guiarnos en el camino llamado vida, sin embargo muchas veces esa luz se ve apagada por no saber enfrentar las tormentas que existen, tal como ocurre en tormentas eléctricas, a veces los generadores fallan y la luz se va, pero no solo por un par de horas sino por el resto de nuestras vidas.

Por eso quizás siempre mi madre me había dicho que debía estar preparada para las tormentas que la vida podía interponer en mi camino, tormentas que más bien se asemejaban a huracanes de categoría 5 que eran imposibles de predecir. Ella me había dicho que siempre debía mantenerme fuerte por más que la tormenta me azotara, debía levantar y permanecer con la frente en alto y si era necesario ocultar mis emociones para poder continuar, aunque también me había dado el consejo de jamás callar lo que sentía, pero suponía que había ciertas excepciones en las que realmente las emociones no eran un buen camino para continuar en la vida.

Mi padre me había dado otro consejo, cuando te encuentras hasta abajo, que no puedes bajar más o que ya no existe otro fondo más que ese, lo único que puedes hacer es levantar la mano enfriar tus emociones y comenzar a nadar hacia la superficie, cuando te encuentras tan abajo tan abajo que no puedes bajar más lo mejor es comenzar a subir para encontrar la superficie en algún momento de nuestra vida. Algo realmente doloroso, pues a pesar de que dicen que el golpe es lo que más duele siempre había considerado que la recuperación lo era peor, por lo tanto subir del pozo de la desesperación y el abandono era aún más doloroso que caer en seco en él.

Ambos padres siempre me habían enseñado que no importaba si yo demostraba mis emociones pero que debía hacerlo en los momentos correctos para no dejarme caer si la tormenta estaba azotándome en ese momento, pero no solo ellos me lo habían enseñado como mis padres sino también como los líderes de la organización militar más grande del mundo, en mi entrenamiento como soldado del ejército Alpha, se me había entrenado para poder soportar climas intensos, emociones desgarradoras y situaciones de trauma.

Sólo tú. Mi dulce tormento.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora