Capítulo 52.

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Soledad

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Soledad.

"En lo profundo de la tierra, mi amor está mintiendo, y debo llorar solo."~ Edgar Allan Poe


A veces el destino nos muestra que lo que teníamos planeado en nuestra vida era un simple espejismo, espejismo del que realmente no podemos escapar pero que es realmente complicado tener todo en su lugar, la vida siempre es complicada de mil formas distintas, cuando creemos que las estrellas sean alineado en nuestro favor, nos damos cuenta de que eso no es una realidad, nos percatamos que realmente todo lo que estábamos viviendo era una simple ilusión de lo que nos habíamos creado.

Cuando era pequeño mi padre siempre me había contado historias de lo que se sentía estar en el otro lado. Pertenecía a una de las familias que había iniciado Firenze, a pesar de que su familia no era muy reconocida, pertenecía una de las principales y me contaba historias de sus antepasados, quienes decían que realmente todo lo que se vivía despues de la muerte era parecido a lo que describía el maravilloso poeta, realmente jamás había creído eso, pero mi padre sí lo había creído durante toda su vida.

Mi padre había sido el hombre que me había enseñado a pintar, que me había guiado por el camino del arte y que a él siempre le había gustado ver mis pequeñas obras que me gustaba dibujar cuando le robaba sus óleos, pero él también me había inspirado a pertenecer al ejército, él había pertenecido al ejército en su juventud, pero debido a todos los problemas físicos que tenía lo habían dado de baja y él había regresado a su ciudad natal, donde había conocido a mi madre la mujer que él amaba, mi madre era una militar de alto rango en la FEMR, por lo que habían congeniado, sin embargo, no lo suficiente como para mantenerse juntos.

Mi padre siempre había sido un hombre que entregaba todo en el amor, a él no le había importado no ser correspondido, había amado a una sola mujer a pesar de que ella le hubiese pisoteado el corazón de la peor forma posible. Él se había entregado completamente y sólo la había amado a ella, realmente no era mi importado que mi madre se fuera con alguien más, él la siguió amando hasta el final.

Pero mi padre también me había dado una gran enseñanza , cuando amas a alguien y sabes que puedes lastimarlo con uno u otro comportamiento, lo mejor es alejarlo para no llenarlo de tu mierda, él me había dicho que si en algún momento yo sentía que podía explotar y estaba cerca de quienes amaba, el mejor acto de amor era dejarlos ir para que pudieran estar tranquilos no fueran parte de la bomba que estallaría frente a ellos. Él siempre había bromeado sobre la toxicidad que un Vallarelli tenía cuando soltaba su mierda, por eso él mismo había dicho que había alejado a mi madre en su primera recaída, pues no había querido que ella se diera cuenta del dolor que había tenido.

Él había alejado a mi madre por primera vez cuando mi hermano mayor había nacido, no quería dañarla ni a ella ni al pequeño, mi madre había dicho que lo amaba realmente y había regresado con él, supuestamente para cuidarlo el resto de su vida, pero cuando nací yo ese amor se le acabó, no duró nisiquiera dos años a mi lado, se marchó para perseguir al doctor que me habia traído al mundo.

Sólo tú. Mi dulce tormento.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora