Capítulo 21.

212 23 23
                                    

*Contiene temas fuertes y delicados. 

"El fuego que parece extinguido a menudo duerme bajo las cenizas"

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

"El fuego que parece extinguido a menudo duerme bajo las cenizas". ~ Pierre Corneille.

Algun día.


A veces los fantasmas del pasado regresan para poder acabar con todo lo que teníamos estructurada, con todas las barreras que nos habían costado construir y derrumbar todas aquellas creencias que creímos haber dejado atrás. de repente nos damos cuenta de que en realidad el pasado nunca se fue, nosotros decidimos olvidarlo pero este siguió ahí.

Pero incluso aunque el pasado siga ahí, este no te define como persona, lo que te define es quién eres en el aquí y en el ahora, eso es lo que define una persona y eso es lo que debemos de basarnos para juzgar. Yo no juzgaba por el pasado a nadie, y me gustaba que nadie me juzgara a mí, pero muchas veces creen que tener conocimiento del pasado de una persona es tener el arma más poderosa contra esa misma.

Odiada en las personas que echaban en cara el pasado, pues no sabían el dolor que provocaban al recordar las heridas que se sentía cerradas, es como si tuvieras una herida de daga sanando, pero de repente alguien encajará una segunda daga, abriendo esa laceración hasta lo más profundo de tu ser, impedimento la sanación.

Mi madre siempre me había dicho que las personas que ponen en evidencia tu pasado son aquellas que no saben lo que has sufrido y que realmente respiran por la herida, porque no superando el hecho de que a pesar de que tu pasado fue realmente difícil estés triunfando más que ellas. no soportan ver que a pesar de que estás rota por dentro puedes seguir sonriendo y continuando con la vida.

Las decisiones del pasado no deben de afectar el presente, para mí siempre ese fue mi mantra, no podía seguirme torturando por una decisión que había tomado 2 años atrás, una decisión que la había tomado para proteger a mi familia y a todas las personas que yo amaba.

Sí, había seguido con mi vida, porque no me podía quedar atascada en el dolor de haber perdido, ya había sufrido demasiado en la rehabilitación, estar encerrada en una habitación donde nadie me veía y donde yo misma odiaba verme al espejo, porque lo único que veía era unos ojos vacíos, tristes y completamente fríos. Nadie podía juzgarme por lo que había sufrido y no, no me hacía la víctima, por qué odiaba ser una víctima, pero mi sufrimiento nadie tenía derecho a juzgarlo y tampoco a infravalorar mi padecer, porque solo yo sabía las heridas que acompañaban mi corazón.

Todo mi pasado y las decisiones que había tomado años atrás, me habían hecho la mujer fuerte que había logrado derrotar y capturar a uno de los mayores bastardos en la Tierra, a quién me había secuestrado y me había drogado durante días, al maldito hombre que me había violado cuando estaba bajo un efecto de droga y quien me había hecho creer que mi familia estaba muerta. Me sentía orgullosa de la mujer en que me había convertido, no me importaba si a todo mundo le chocaba tener a alguien que a pesar de estar rota tenía la fortaleza de levantarse y darle en el punto que más le dolía a mi maldito verdugo.

Sólo tú. Mi dulce tormento.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora