Capítulo 42.

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Misión: Las vegas

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Misión: Las vegas.

"Cuando el poder del amor supere el amor al poder, el mundo conocerá la paz".~ Jimi Hendrix


A veces decimos que no nos importa lo que opinen los demás de nosotros, que siempre y cuando no se metan con nuestro pasado con las cosas que realmente nos han costado conseguir pueden insultarnos o llamarnos de cientos de formas diferentes y a nosotros realmente eso nos va a resbalar, pero existen excepciones, opiniones que realmente nos importa conocer pues sabemos que si esas personas no nos aceptan como somos estamos perdidos.

Mi madre toda la vida me había enseñado a que no debía importarme la opinión de nadie, ni siquiera de ellos que eran mis padres, me había dicho que mi vida era mi vida y que yo sabía qué hacer con ella, que no debía importarme si alguien opinaba que estaba mal lo que hacía o si no debía hacer cierta cosa porque podía molestar a los demás, era mi vida y yo tenía el control total de esta.

Mi mamá siempre había sido un ejemplo a seguir en todos los sentidos siempre había sido mi ejemplo a seguir como empresaria, como madre, como esposa, como militar y como amiga, ella siempre me había dado los mejores consejos de la vida me había dicho que la única opinión que debía importarme era la mía, porque yo era la que tenía las decisiones de mi vida y que no debía jamás dejar que otros me arruinaran la felicidad sólo por el hecho de no concordar con mi opinión, mi madre siempre había sido clara en ese sentido, en el sentido en el que yo no debía dejar que nadie absolutamente nadie ni siquiera ella opinara en mis decisiones pues yo sería la que viviría con esas decisiones durante toda mi vida.

Yo me había tomado en serio esas palabras y realmente no me importaba lo que los demás opinaran de mí si creían que era una mala persona o si creían que yo me acostaba con cuanta persona se pusiera enfrente, realmente jamás me había importado lo que los demás dijeran siempre y cuando no involucrarán en mi pasado o se metieran con lo que yo había logrado con esfuerzo y sangre.

Ella también me había dicho que cuando amara realmente lo entregará todo, pero que me asegurara primero de saber que la otra persona estaba igual de dispuesta a entregarlo todo, pues si no era así, sólo lograría que me rompieran el corazón y pisotearan mis sentimientos; nunca había entendido eso hasta que estuve con el bastardo de John, yo me había entregado completamente a él y para él eso no significaba absolutamente nada, pero cuando me di cuenta estaba demasiado enamorada como para dejarlo libre y en mi tonta idea creía que él podía cambiar, quizás era porque realmente yo buscaba un corazón en el cual pudiese tener refugio de todo el pasado que me perseguía.

Aunque era tonto pensarlo yo siempre creí que nunca llegaría a la persona en la que pudiera confiar tan plenamente como mi madre confiaba en mi padre. Como dicen muchas veces las palabras hieren más que dagas filosas, quienes había creído a mis amigas en la academia, en un momento que alguien hizo una broma sobre las el tema que más me dolía de mi pasado y todas se rieron, e incluso dijeron que quienes habían sufrido eso estaban completamente manchada y que no podían ser amadas a menos que un enfermo se enamorara de ellas, creí esas palabras completamente verdaderas y yo creí que realmente nadie llegaría a amarme jamás, estaba manchada y estaba sucia ¿quién querría un trapito que había sido ultrajado y maltratado?

Sólo tú. Mi dulce tormento.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora