Capítulo 27.

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"Hay besos que en los labios dejan huellas como un campo de sol entre dos hielos"

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"Hay besos que en los labios dejan huellas como un campo de sol entre dos hielos". ~Gabriela Mistral.

Nueva vida.


La vida misma nos enseña que puede ser una tortura pero que a la vez puede ser benevolente y darnos tranquilidad por un largo tiempo, una tranquilidad que nos ayuda a poder aclarar nuestras ideas y a tomar en cuenta todo lo que hemos aprendido a lo largo de los años. Cuando creemos que estamos en lo más profundo, vemos la luz y logramos salir de ese profundo pozo de desesperación, sonreímos a la vida y nos damos cuenta de que lo que tenemos adelante realmente es mejor del pasado que vivimos y que nos hacía sufrir.

Durante toda mi vida crecí con la idea de que algo sí podía cambiar las cosas de un momento a otro, podías tener algo que te ayudará a ser feliz, podía regresar una persona de tu pasado que te hacía falta en la vida y eso era algo que te llenaba completamente. Nunca me sentí dependiente a las personas porque mi madre siempre me había dicho que la vida se dedica a arrebatarte a quien amas, pero por primera vez queria aferrarme a amar sin miedo, aferrarme a la ancla que me mantenía en la orilla.

Me sentía realmente feliz por todo lo que había ocurrido, aunque sabíamos que teníamos todas las de ganar aún quedaba el juicio. Haberlo ganado era algo que nos llenaba a todos y que nos hacía sentir seguros, claro que los criminales no se habían terminado, éramos soldados y a eso nos dedicábamos, a cazar a todos los malos que siempre trataban de joderle la existencia al mundo, pero habíamos encerrado a los mayores bastardos y sin un rey ellos no podrían continuar y se calmarían por un tiempo, lo que a nosotros nos daría tiempo de poder regresar a ser el ejército que éramos antes de mi muerte.

Claro que aún quedaban bastantes cosas que deberíamos aclarar, cosas que habían ocurrido en mi ausencia y que yo no sabía al 100%, pero que realmente quería estar enterada de lo que había ocurrido con mi familia y mis amigos, también era consciente de que debía aclarar mis sentimientos para no dañar ni a Nick ni a los hombres que eran parte de mi vida, los hombres que habían movido cielo, mar y Tierra para salvarme. No quería ser una perra que jugara con los sentimientos de otra persona menos con la de tres.

Estaba feliz de poder volver a la vida, todos estaban felices de tenerme de regreso y yo estaba feliz de no estar sola, de que por fin no tenía que llorar a escondidas para que alguien no se enterara de mi pasado porque ahí estaba mi pasado, mi presente y mi futuro, yo era feliz en ese lugar porque había sido en el lugar donde había crecido y donde había tenido los mejores momentos de mi vida, así que no pensaba cambiarlo y lucharía por no volver a alejarme, haría lo imposible por quedarme en ese lugar y poder ser realmente feliz.

Bien dicen que el hogar esta donde las personas que amas habitan, ese lugar se convierte en tu hogar, y yo no tenía la mínima intención de volver a dejar mi hogar, yo quería permanecer ahí y así lo haría, me aseguraría de mantenerme firme y lograr estar en el lugar que más amaba.

Sólo tú. Mi dulce tormento.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora