Capítulo 53.

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Dos de tres

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Dos de tres.

"Llorar es hacer menos profundo el duelo."~ William Shakespeare


A veces el dolor de una pérdida es tan fuerte que como humanos no somos capaces de procesarlo, es una pérdida tan dolorosa que nuestro corazón se queda partido a la mitad en el momento que esa persona se marcha, puede ser una ruptura amorosa, una muerte inesperada o algo que nos haga perder a las personas que amamos, queremos encerrarnos en un mundo donde realmente no podamos dañar con todo nuestro dolor a las demás personas.

La vida muchas veces nos pone en situaciones que no podemos controlar, no somos Dios como para evitar las muertes de personas que amamos, no podemos resucitar a los muertos o hacer que se queden en vida, realmente es algo que el ser humano debe comprender, pero que en momentos de dolor es imposible que lo hagan.

Siempre me había interesado el tema de la psicología respecto a los traumas, no solo era porque yo estaba con varios traumas por los secuestros que había vivido, sino porque realmente era un tema interesante y me daba cuenta que cualquier cosa podía desencadenar un trauma que realmente fuera difícil de superar, la muerte de un ser querido era una de las principales que podía causar un trauma tan grande que se cerrase en su mismo mundo sin querer salir más allá.

Encerrarse en su mundo después de un trauma es algo normal en el comportamiento del ser humano, la psiquis, protege a la persona de formas distintas, pero también protege a todas las personas que están alrededor, antes de entrar en una crisis nos ayuda a alejar a todas esas personas que podemos dañar en el momento que nuestros pensamientos exploten y nuestras emociones sean incontenibles, comprendía perfectamente eso, me habían ayudado a entenderlo en mi rehabilitación y me habían dicho que eso no era malo en realidad, lo malo era herir a las personas para alejarlas.

Comprendí el dolor de una muerte, quizás no podía ponerme en los zapatos de un hijo que había perdido a su padre cuando éste apenas empezaba a vivir a su lado, pero trataba de ser solidaria con su dolor y entender todo lo que estaba sufriendo, pero nos había cerrado la puerta no sólo de su casa, sino también de su corazón.

Era algo comprensible, sin embargo, la vida no puede ser tan buena si alejas a todas las personas que quieres por el simple hecho de no querer dañarlas. Siempre me había convencido a mí misma que las cosas pasan por algo, quizás era necesario estar juntos como casados para saber que el regresaría o volvería a la Gran Ciudad después de todo lo que había ocurrido, realmente el dolor de la pérdida del padre de Arniel era horrible, una completa mierda, pero me preocupaba que él hubiese decidido alejarnos en lugar de dejarnos ayudarlo.

Realmente dolía como una jodida no tenerlo a mi lado, no éramos solo dos, habíamos elegido compartir nuestras vidas los tres y aunque una vida lejos de cualquier drama no era una opción, realmente seguía doliendo no poder tener a mis dos hombres cerca, realmente estábamos tratando de darle su espacio, realmente queríamos comprenderlo y dejar que sanara sus heridas, pero nos dolía no poder estar para él cuando más nos necesitaba, pero él no sabía alejado y aunque Conall y yo nos habíamos negado, para él, no importaba nuestra opinión, habia decidido encerrarse en su propio mundo.

Sólo tú. Mi dulce tormento.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora