Capítulo 51.

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Roto

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Roto.

"Es más fácil soportar la muerte sin pensar en ella, que soportar el pensamiento de la muerte."~ Blaise Pascal.


A veces el destino pone las cosas de diferentes maneras para que creamos que todo está alineado, tiene las cosas perfectamente preparadas, no nos dice ni cuándo ni dónde ocurrirán las cosas pero siempre tiene un ordene que seguir, nos enseña que es el dolor qué sentimos pueden no ser comparado con nada, pero que el destino siempre tiene la razón y que alineara las cosas de alguna forma retorcida, para que se cumpla lo que ya este escrito.

Mi madre siempre me había dicho que cuando la muerte se acerca lo sabes, ella me había dicho que cuando sintiera un profundo dolor que no podía explicar significaba que mi muerte estaba cerca, no importaba si estaba completamente sana o si no tenía nada que estuviera a mi alrededor que pudiera marcar mi muerte, sentía alguna sensación o un dolor inexplicable en mi pecho era porque la muerte me rondaba.

Realmente nunca había creído eso, hasta el momento que yo misma sentí mi muerte cerca, el día en que había tratado de escapar de la supuesta boda que tendría con Magnus, sentí que la muerte realmente me rondaba y aunque sólo me había dado un susto, habia sentido eso.

Pero también existía otro presentimiento que mi madre siempre me había hablado y que incluso dentro de la milicia era algo para lo que te preparaban durante toda tu carrera, era el olor a la muerte, cuando sabías que realmente ella se acercaba a alguien que estaba en el mismo lugar que tú, no eras tú pero era alguien que estuviese lo suficientemente cerca de ti como para que la muerte te avisara que se encontraba ahí, no sólo se aparecía repentinamente, también lo hacía, por ejemplo en misiones donde sabíamos que existían demasiados muertos, la muerte parecía acompañarnos para estar cerca del momento en el que todo estallara. Por eso era que en el ejército siempre decíamos que la muerte no era un enemigo, era más bien una vieja amiga a la que saludaríamos en el momento indicado o escrito en el destino.

Pero cuando ves a personas que no están dentro del mundo militar morir, te das cuenta que en realidad la vida tiene bastantes baches, por eso siempre dicen que la vida es la esposa de la muerte, porque no tienes idea en qué momento la muerte llegará a pesar de que tienes a la vida, es algo que debes atesorar y disfrutar cada momento que tengas para hacerlo. La vida nunca te va a avisar en qué momento la muerte va a llegar, por lo que cuando estás dentro de la milicia te das cuenta de que debes estar preparado para el momento en que decida aparecerse, porque sabes que en cualquier momento puedes perder a tu padre, a tu madre o a cualquier familiar que no esté dentro de ese mundo, te enseñan que a pesar del dolor debes pararte firme y seguir con las batallas, pero nadie te dice que realmente sentirás un dolor enorme al perderlos.

Mi madre siempre me había dicho que cuando llegara el momento de su muerte ella no quería que llorara, que no quería que mis hermanos o yo nos dejáramos caer, pues éramos militares a pesar de todo, que nosotros éramos conscientes que su muerte estaba escrita y que en cualquier momento ella podía llegar por mi madre. Mi padre también siempre nos había dicho algo parecido, siempre había dicho que en el momento de su muerte no quería que nadie llorara, y ni siquiera se nos ocurriera vestirnos de negro, porque era capaz de regresar de la tumba y hacernos cambiar a todos, pero nadie decía que el dolor que se sentiría en el corazón sería realmente horrible.

Sólo tú. Mi dulce tormento.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora