Capítulo 18.

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"Me morí en ese abismo

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"Me morí en ese abismo. Ahora tienes que lidiar con mi espíritu vengativo." ~Brandon Sanderson

Glorioso vuelo.


Bien dicen que nunca des por sentado nada, que por más que algo parezca que no puede sufrir modificaciones debes saber que todo puede cambiar en un instante, que todo por lo que sufriste o lo que sacrificaste se convierte en nada cuando los motivos por lo que lo hiciste se encuentran en peligro. La vida da muchas vueltas, un día puedes tener toda una nueva vida y al siguiente quedarte sin absolutamente nada.

Mi padre siempre había sido el hombre que me había dado cariño sin pedirme nada a cambio, que había estado conmigo cuando nací, el primer hombre en cargarme cuando era una bolita de carne roja y arrugada, el ministro que había estado en mi primer ascenso en la academia y también el que me había colocado la primer medalla cuando me había convertido en sargento, mi padre me había abrazado cuando más lo necesitaba y era el primer hombre que me había regalado una flor o más bien miles de flores en mi cumpleaños número dieciocho.

Mi padre me había enseñado a montar en caballo y también a disparar un arma de cualquier calibre, había sido mi padre, mi doctor, mi psicólogo, mi amigo, mi maestro y mi ministro, había sido el hombre que me había subido sobre sus hombros cuando se burlaban de mi por ser pequeña y me había dicho con determinación <<Lucha para tener una mente grande que sea capaz de pisotear mentes pequeñas, lucha por ser tan alta en esa hermosa cabecita tuya y logra mirar a todos desde la cima>>Mi padre me había sostenido la mano cuando temblaba de miedo en las madrugadas y también quien me había abrazado cuando me caía.

Mi hermano, Giandrick, me había enseñado que no importa cuantas veces tropieces y caigas, que siempre es necesario levantarse y darlo todo para lograr alcanzar la cima. Él me había protegido de los brabucones mientras los golpeaba con un libro, él me había abrazado en mi primer corazón roto y me había llenado de sorpresas cuando no queria celebrar mi cumpleaños.

Mi familia lo era todo para mí y los bastardos lo sabían, por eso me habían atacado en esa vena tan sensible para mí. Sabían que al atacarlos yo saldría de mi escondite y me entregaría sin rechistar, pero ellos habían criado a un monstruo, un monstruo lleno de resentimiento que no pensaba huir o esconderse, que les haría frente y les volaría los sesos de ser necesario.

No sería más la mujer a la que habían inyectado y condenado a una maldita adicción, Mi madre siempre me decía que las cosas podían cambiar de un momento a otro y nunca había creído en esas palabras, era imposible que una sola situación fuera capaz de cambiar todo, pero en mi vida lo había experimentado cientos de veces.

Había dejado a mi familia y fingido mi muerte para protegerlos pero parecía que los bastardos por quienes lo había hecho habían decidido volver a joderme la existencia secuestrándolos.

Sólo tú. Mi dulce tormento.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora