Capítulo 86.

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Primeras veces

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Primeras veces.

"Cada salto en el vacío es una cuestión de fe, nunca nada se repite como la primera vez." ~Fito Páez


Dicen que en la vida está llena de primeras veces, qué esas primeras veces ocurren de la nada y que sin embargo dejan una huella cada vez que ocurre, primeras veces que nos llenan el alma y que son el recuerdo de un momento hermoso que tuvimos en nuestra vida. a veces desearíamos cambiar esas primeras veces de algunas cosas, deseábamos poder cambiar algunas cosas o quizás disfrutar más ese momento, porque cuando pasan esas primeras veces, todo lo que ocurre después son simples recuerdos que se quedan en nuestra memoria.

Con Keyli, todo era una primera vez, cada mañana al despertar era una nueva forma de hacerlo, por lo que se convertiría en una primera vez cada despertar. Cada día y cada beso era una primera vez, realmente con ella todo era bueno, amarla a ella era como sentir que mi corazón se llenaba de amor a cada instante que transcurría. El amor que nos teníamos era cada día diferente, sin embargo más fuerte que el anterior.

Ver sus ojitos emocionados era la pasión más grande que tenía, era como si cada vez que la miraba fuese la primera vez que en nuestros ojos habían conectado aquella noche, en la que ella se habia entregado a mí, quizás Arniel había estado presente, pero yo sabía que habia sido su primer hombre, era la primera vez que me habia enamorado de alguien, la primera vez que una mujer me causaba algo más que desprecio por culpa de la bruja de Liliana, era completamente nuevo lo que sentía por Keyli y cada día parecía ser como la primera vez.

Ella se había convertido completamente en el motor que le daba fuerza a mi vida, era imposible no pensar en ella cuando mi corazón latía solo por su sonrisa, era tan condenadamente hermosa que todo lo que ocurriese a su alrededor parecía ser lo más perfecto de la vida, me encantaba sentir sus manos sobre mi cuerpo y sus labios sobre los míos, cada vez que eso ocurría parecía que era la primera vez que la tenía entre mis brazos, se sentía como la primera vez, pero al mismo tiempo como si mis manos la recordaran y deseaba retenerla durante el resto de mi vida entre mis brazos, para vivir cada día esa primera vez.

Realmente con ella no quería que llegara jamás un final, ya había experimentado el dolor que se sentía estar lejos de ella y apenas había sobrevivido a eso, no estaba seguro de que si ella volvía a faltar en mi vida yo fuese lo suficientemente fuerte como para superarlo y continuar con mi vida, sabía que en cualquier momento mi corazón dejaría de resistir, si ella no estaba a mi lado. Ella era lo que lo hacía palpitar, ella era la mujer que lograba que todos mis sentidos se adormecieran y comenzase como una especie de limbo, en el que mi corazón se sentía completamente renovado, sí ella volvía a faltarme estaba segura que mis malditos demonios me atormentarían día y noche.

Con ella yo podía hacer cualquier cosa, podía dejar libre al monstruo que había en mi interior y al contrario de lo que siempre había creído que ella haría, me estrechaba entre sus brazos y juntaba todas las piezas rotas que hacían que mi corazón se sintiera totalmente abandonado, ella me hacía entrar en razón y en cada momento, me hacía sentir un hombre nuevo, mi muñequita, realmente habia sido capaz de domar a la bestia de mi interior, pero eso también era una desventaja, porque sabía que si alguien llegaba a tocarle un solo cabello, el mundo jamás estaría preparado para mi ira.

Sólo tú. Mi dulce tormento.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora