Ciao.
"La muerte es dulce; pero su antesala, cruel." ~Camilo José Cela.
Muchas veces cuando las personas tienen ganas de vivir se nota, pero hay veces que la vida nos dice que eso no es algo que tenga planeado dejarnos hacer, no es que la vida sea una maldita sino que seguía por el destino que ya tiene todo escrito, no nos damos cuenta hasta qué momento va a permitirnos ser felices o cuándo ese momento se va a terminar.
Sí, mi madre siempre lo había dicho, la felicidad no se determina con cosas materiales, sin embargo sí lo hace con personas, podemos encontrar el refugio en personas que ni siquiera nosotros sabíamos que podían darnos esa seguridad que necesitábamos.
Ella también siempre me había dicho que la familia era lo más importante, pero no hablaba de la familia de sangre si no esa familia que cada quien a lo largo de su vida construye, esa familia que son amigos pero que se convierten en nuestros confidentes y en el único apoyo que tenemos. Me había dicho que muchas veces la familia biológica es lo que nos hace sentir mal y encerrados en un solo lugar, ella conocía muy bien ese dicho porque su familia había sido una hija de puta que sólo se había preocupado por robarle el poco legado de sus padres, el único al que consideraba su familia y que era de su sangre era a su hermano.
Mi madre siempre me había dicho que, la familia es eso que determinamos nosotros, es lo que nos hace sentir bien y que nos hace sentir parte de un lugar, un lugar en donde realmente estaremos seguros de que no sufriremos ni un solo daño, que esa familia nos cuidará de una u otra manera y que ahí seremos capaces de ser nosotros mismos, mi familia incluía a mis hermanos y mis padres, pero también a todos mis tíos que aunque no compartían sangre conmigo siempre me habían hecho sentir parte de una gran y numerosa familia, también mis amigos que yo había elegido a lo largo de mi infancia y que se habían quedado en toda mi vida.
En mi familia era real ese viejo dicho de que si alguien tocaba alguno de los miembros toda la familia respondía, había sido claro cuando me habían secuestrado pero también cuando habían secuestrado a mi madre años atrás, mi padre siempre me había contado que toda su familia se había movido para encontrarla, él había movido a los ejércitos pero todos los demás habían cooperado para buscarla y hacerla regresar a su hogar. Para mí la palabra familia realmente tenía un gran significado y por ese motivo entendía completamente Arniel al querer estar todo el tiempo con su padre.
El señor había resultado un hombre ejemplar, siempre tenía historias las cuales contaba sin ningún tipo de miedo y realmente era algo hermoso escucharlo hablar, contaba historias realmente mágicas; a pesar de que él mismo tenía una historia triste y trágica, nunca había dejado de sonreír.
El hombre era amado no sólo por su familia o sus hijos, en la ciudad todo mundo se alegraba de verlo e incluso seguían reconociéndolo como su alcalde. Todos querían hablar con él, le platicaban cosas que habían cambiado durante toda esa ausencia y él aseguraba estar consciente de todo ello, él realmente parecía estar completamente lúcido, no había tenido ni un solo episodio, así que realmente parecía ser un milagro.
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Sólo tú. Mi dulce tormento.©
ActionLa mujer salvaje se levanta como un fénix de las cenizas de su vida, para convertirse en la heroína de su propia leyenda - Shikoba . . . Un año y nueve meses desde el último adiós a Keylani, la mujer que se convirtió en leyenda, pero que por azares...