Capítulo 90.

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El comienzo de la guerra

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El comienzo de la guerra.

"Todo existe, aunque esté en tu mente. ¿Quién dice que los sueños y las pesadillas no son tan reales como el aquí y el ahora?" John Lennon.

Londres Inglaterra. 19:30 hrs.

Hay veces en los que la vida nos enseña que es como un pasadizo en el que no podemos dominar cuál será la siguiente vuelta que demos, pero que cuando la descubrimos nos damos cuenta de que no es más que un túnel que nos llevará a lo profundo de un pozo sin salida. A la vida y al destino a veces les encanta pelear y nosotros tenemos que pagar las consecuencias de sus discusiones, tomamos el camino equivocado y nos perdemos en el abismo.

Podía reducir toda mi vida a los últimos 5 meses que había vivido con la mujer que quería para toda la eternidad, antes de eso mi vida parecía estar en un completo limbo en el que ni siquiera importaba todo lo que había ocurrido con anterioridad, lo único que quería era permanecer al lado de esa hermosa mujer, tomar su mano y poder destruir a todos los demonios que nos perseguían.

A ella quería ocultarle al monstruo que era, no quería que conociera a ese hombre que era capaz de asesinar a sangre fría o de hacer daño por venganza, sin embargo ella me había demostrado que incluso ese monstruo desaforado, merecía el amor que ella me daba. Keyli era perfecta en todos los sentidos, no le importaba cuánta sangre manchaba mis manos o cuántos monstruos y demonios estaban en mi interior, ella los abrazaba y me enseñaba que al contrario de lo que mi madre me había dicho cuando era un simple niño, yo sí merecía ser amado.

Pero por más extraño que pareciese, yo no quería ser amado por nadie más que por esa hermosa muñequita de ojos verdes, brillantes y curiosos. Esos ojos que me hacían perder completamente la cordura, que sin importar lo que ocurriera a mi alrededor, centrar mi vista en esos preciosos ojos verdes era suficiente para saber que estaba completo en todos los sentidos. Esos ojitos bailarines que miraban de un lado a otro cuando sentía sorpresa o curiosidad, esos que se llenan de lágrimas cada que la hacía explotar por el placer que le daba y ¿Por qué no? Esa determinación que me enamoraba a cada instante.

Ella no era de un NO, si no encontraba la respuesta que ella estaba deseando luchaba hasta hacerlo, era imposible que aceptará un no por respuesta cuando tenía una interrogante, era tan determinada que sin importar cuántas trabas le pusiera la vida, siempre las saltaría y regresaría brillando más que una estrella. La había visto apagarse un par de veces, volverse cenizas al recordar su pasado o de sufrir un nuevo trauma como el que le había ocurrido 2 años atrás, sin embargo también la había visto volver a brillar y renacer como un fénix que se alzaba en un vuelo glorioso lleno de luces y destellos.

Mi muñequita era fuerte y sabía que cualquier cosa que nos pusiera la vida, sería suficiente estar a su lado para saber que todo estaba absolutamente bien, no importaba si teníamos que caer mil veces, si seguíamos juntos podríamos tomar nuestra mano, levantarnos y darle a todo lo que estuviera jodiéndonos. Porque ella era totalmente mi fuerza, ella era lo que me hacía sonreír por las mañanas y lo que me hacía desear tener un mundo mejor para poderlo vivir junto a ella.

Sólo tú. Mi dulce tormento.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora