Capítulo 28.

216 21 37
                                    

"Ni la ausencia ni el tiempo son nada cuando se ama"

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

"Ni la ausencia ni el tiempo son nada cuando se ama". ~ Alfred de Musset

Ella.

El amor tiene muchas facetas, son facetas tan diversas que hay veces que ni siquiera sabemos que es verdaderamente lo que sentimos. El amor no tiene una regla, se presenta de formas distintas que a veces es imposible que las identifiquemos como que eso es el amor, además ese sentimiento es tan distinto en cada ocasión que amas, que te das cuenta de que en realidad no existe una ecuación del amor.

La vida muchas veces nos enseña que debemos amar a las personas indicadas en el momento idóneo, la vida misma nos muestra los momentos exactos para que desarrollemos ese amor, quizás porque cuando nosotros lo queríamos o lo anhelamos, no era el momento justo para saber amar y saber ser amados, por eso cuando la vida nos da la oportunidad de amar no debemos desaprovechar ni un solo minuto, debemos amar con la fuerza de un huracán y luchar contra 1000 tormentas si es necesario.

Con Keyli, el amor había sido tan grande que mi corazón había quedado completamente inservible para amar a alguien más, no me imaginaba viviendo la vida con alguien más y menos amando como la había amado a ella, como la amaba porque a pesar de los años, a pesar de todo lo que habíamos sufrido por su ausencia o que ella estuviera con alguien más, era imposible sacarla de mi mente, era algo completamente estúpido querer estar con alguien más cuando había estado en el cielo.

Ella iluminaba mi vida con pequeñas sonrisas, desde que había aparecido nuevamente, yo incluso me sentía más feliz, más vivo y podía notar que mi mejor amigo sentía lo mismo, ambos estábamos loca y perdidamente enamorados, da la hermosa muñequita de ojos verdes que nos robaba el aliento, los pensamientos y el corazón. Realmente las necesitábamos a nuestro lado y no sabíamos cómo hacerlo porque ella estaba aferrada a querer complacer a todo mundo, incluso después de todo lo que habíamos pasado, ella seguía creyendo en que debía pensar en los demás, no era algo que le hiciera mala porque eso era lo que nos había enamorado de ella, pero también necesitaba pensar lo que ella quería, lo que necesitaba y lo que deseaba.

Quizás incluso era tonto, pero ella amaba también a Nikolai, lo podía ver en sus ojos, brillaban de la misma manera que cuando nos veía nosotros y eso claro que era señal de que una parte de su corazón también le pertenecía a él, no era nuestro gran amigo o incluso apenas lo conocíamos, pero Arniel y yo lo habíamos hablado y si eso le hacía feliz, estábamos dispuestos a todo.

Bien dicen que las sorpresas que llegan inesperadamente son aquellas que llenan más el alma, teníamos bastantes cosas por planear si queríamos realmente hacerla feliz y una de esas era primero hablar con Nick, no sabíamos cuál sería su reacción al decirle lo que teníamos planeado pero no perdíamos nada intentándolo, por eso lo habíamos citado para tener una supuesta salida de amigos, porque realmente teníamos que hablar con él un par de temas.

La reunión que habíamos acostumbrado durante ese año y los meses que habíamos pasado sin ella, era realmente alegre y feliz; era llena de nostalgia porque jamás creímos que ella volvería a estar entre nosotros, hacíamos esa reunión porque a ella le gustaba tener a toda su familia reunida y claro que no dejaríamos esa hermosa tradición pues ella podía habérsele alegre con una gran sonrisa en el rostro que no disimulaba, y amaba que no lo hiciera.

Sólo tú. Mi dulce tormento.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora