El mago me vuelve a decir que Nikolay está afuera, ¿No te irás? ¿Cuánto llevas así?
Sigo observando la ventana, el mira mis ojos como un cachorro abandonado buscando a su amo.
No hagas eso.
Siento que soy una mala persona.
¿Pero que pasa si voy?
Se lo que harás.
Volverás a encerrarme. La última vez no fue gracioso.
Si tengo que decidir entre mi libertad y tú, lamentablemente la respuesta ya está clara.
Me giro.
-Diganle que regrese.
Paso de largo volviendo a sentarme, el mago retira el plato con comida, y pone el de la cena.
Lo ignoro volviendo a ver los documentos sin firmar.
A menudo son peticiones de magos, reinos o nobles.
Cómo este.
"Mi hija se cayó del caballo, ella perdió la memoria y parece otra persona, necesito su ayuda gran Maestro de la torre, no sé que ocurre con mi niña, ¿Ella morirá?"
Diferente...
-Ire a la mansión del Marqués Klalil. Edward, quédate con Lenox.
El dragón me mira.
-¿Es mi momento de probar sus perfectas manos y lengua?
Un libro cae en su cabeza golpeándolo.
-¿Y si se lo lleva?-pregunta mi asistente, yo me río de su reacción.
No me tardaré.
Abro un portal y aparezco en la habitación de trabajo del Marqués Klalil. El está firmando documentos como yo suelo hacerlo. Sus canas en el cabello rubio son notables.
-Marqués.
El me mira, abre sus ojos sorprendido.
-¿Principe Valentine?
¿No sé difundieron los rumores? El está aturdido.
-¿Es Su Alteza el que está frente a mí?
Asiento.
El se levanta haciéndome una reverencia.
-¿Que le hace venir a este humilde hogar Su Alteza?
Es como lo suponía, el no sabe que soy el Maestro de la Torre, pero ahora lo sabrá.
-Vine por su carta, ¿Cómo está su hija?
Si antes estaba sorprendido ahora mismo no sabe que expresión poner. El Marqués tartamudea, sus ojos azules son incapaces de aguantar las lágrimas.
-No...no sé que decir...oh...dios... Gracias...muchas gracias por venir...-el Marqués sujeta mis manos llorando.
Debes estar preocupado.
Se la razón de tu reacción, es porque el Maestro de la torre nunca acepta alguna petición, o se las deja a otros Magos para que se hagan cargo.
Mi maestro solía hacerlo.
Yo soy diferente.
-¿Dónde está ella?
-Ah..si, mi hija. Primero cenemos...
Cuando estoy por negarme sus ojos llorones me miran.
Mierda.
-Esta bien.
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El plan de escape del hermano menor
FantasyOlvídalo loco. No me quedaré a ser asesinado o a intentar cambiar al protagonista masculino. Así que... Cómo dice el corazón en la maleta. ¡Y yo me voy! ¡Adiós, me fuí! ¡Y no me importa! Quedense con el cliché de porquería que creé. Prefiero irme...