Chapter 24

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Mm...

Miro el perfecto rostro del chico que tiene más o menos mi edad.

Por supuesto si no fuera por esa quemadura, sería mucho más hermoso de lo que es ahora.

Victoria me trae unas vendas, agua y algunas hierbas, el gato está a mi lado tocando la frente del chico.

-Intentaron matarlo-dice Blake para luego quitar su mano.

Sus pestañas se mueven y de sus labios sale unos pequeños gemidos de dolor.

Me cruzo de brazos.

-¿Perro bastardo? Más bien luce como un perro lastimero.

Tomo las vendas limpiando sus heridas, son bastante profundas.

-¿Por qué no puedo usar mi poder?-vuelvo a preguntarle-lo curaré de inmediato.

-No puedes-su respuesta es firme.

Miro a Victoria en busca de ayuda, ella se encoge de hombros.

-¿Puedo saber el porqué?

El gato me mira por un largo momento hasta resoplar.

-Cuando hiciste esa bola de fuego un artefacto se encendió en la iglesia.

Las campanas en mi cabeza empiezan a sonar, ¿Es un rastreo? El parece leer mis pensamientos.

-Si, están rastreando la reliquia que tienes en tu alma.

Toco mi pecho.

Una reliquia...

-Entonces...¿La iglesia vendrá?- pregunta Victoria.

-Si no usa el poder que tiene no habrá problema. La bola de fuego fue deshecha al instante por lo que no son capaces de averiguar en dónde está Valentine-sus ojos rasgados se concentran en mí-si curas a este niño, tu ubicación será expuesta. Un hechizo de curación no es corto.

El muestra sus colmillos al lamerse su pata.

-Y todos en este lugar morirán.

-Sacrificar a uno por el bien de todos...

Eso no va conmigo.

El chico sigue gimiendo del dolor, tiene cortes en sus brazos, piernas, rostro y pecho. También una gran quemadura que cubre la mitad de su rostro.

-Es un perro bastardo después de todo, si es hijo de Ulises debe de ser igual de traicionero que el.

Le contradigo.

-A veces los hijos no son igual que los padres.

-No lo salves, o pondrá un puñal en tu corazón.

Lo tomo en mis brazos.

-Entonces que lo haga, me iré a otro lugar y lo curaré.

Blake solo me mira, Victoria se ofrece a acompañarme pero me niego.

Al salir de la carpa, los mercenarios niegan con su cabeza, escuchó sus murmullos llenos de maldiciones hacia el chico que tengo en mis brazos.

Le miro mientras camino por el bosque.

-¿Por qué me da tanta lastima?

No suelo sentir algo así.

¿Es porqué me recuerda a mi antiguo yo?

Cuando era niño también pasaba gimiendo del dolor.

-Te ves terrible.

Un perfecto rostro, arruinado por una fea quemadura. 

El plan de escape del hermano menorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora