Chapter 101

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Me quejo mientras el gato se transforma en un chico guapo de cabellos negros, sus ojos verdes afilados dejan mis palabras en mi boca.

En realidad, estaba dispuesto a arrodillarme ante a Asmodeo, de una forma tan sumisa que...

-Se me hace agua la boca.

-¿Eres un idiota? ¿Sabes lo que ese loco pudo hacerte?

-Si.

-Sin mi ayuda...-el sigue hablando hasta recordar mi respuesta-¿Dijiste que sí? ¿Estás loco? ¿Quieres ser uno de los amantes de ese Demonio bastardo?

Muevo mi ropa, mostrándole mi cuello marcado, el rostro de Blake pasó por varios colores hasta terminar en una expresión pálida y asustadiza.

-¿Fue contra tu voluntad? ¿Estás bien? Podemos pedir ayuda y denunciar...

¿Quién quiere denunciar? ¿Al menos eso se puede?

-No fue contra mi voluntad, estamos atados de por vida por el amor~-levanto mis brazos formando un corazón.

-Demente...

-¿Por qué interrumpiste mi mejor momento?-pregunto sin expresión.

-¿Tu mejor...? Ahg, yo...te lo mostraré.

Arrastra mi brazo llevándome a un lugar un poco oscuro, entramos a una cueva escondida, imagino que seguimos en el bosque de las penumbras.

-¿Cómo es que sigues en pie?-le pregunto con curiosidad.

Recuerdo que si yo desaparecía el también al ser un residente del hechizo invocatio.

-Mientras tu alma viva, el hechizo permanecerá activo. Gracias a eso, supe que no estabas muerto.

Estoy por responderle cuando mis pasos dejan de seguir al gato negro, Blake quien sujeta mi brazo pregunta porque no me muevo.

¿Cómo podría hacerlo? El sujeto del colgante terrorífico está frente a mí.

-Sacerdote-menciono-¿Quiere decirme alguna otra predicción horrorosa?

El sacerdote no sabe cómo llamarme, sus labios se abren y vuelven a cerrarse, y aunque hace unos gestos su semblante estoico no cambia.

-Ludwing...no, niño sin nombre.

Blake se rasca la cabeza, su ceño fruncido hacia el rubio demuestra lo mucho que lo molesta.

-Si vas a balbucear, lo llevaré de regreso.

El rubio observa con otros ojos al pelinegro, una pequeña sonrisa se asoma por esos labios, Blake no alcanza a verlo porque se ha dado la vuelta.

-Vamos, estamos perdiendo tiempo.

-La maldición de Ulises.

Sus palabras me hacen caminar hacia el, siento mi trasero a su lado.

-¿Sabes cómo borrarla? Digo. ¿Cómo se puede desaparecer la maldición del linaje?

-El collar del obispo es la clave.

Había escuchado que el obispo murió al caer de un acantilado, tendría que ir a buscarlo y encontrar el collar maldito.

-¿Que me sugieres que haga con el collar?

-La sangre de Ulises y la de su linaje, tienes que bañar el collar con la sangre de ambos.

Blake se cruza de hombros.

-¿Tu le diste esa pista a ese príncipe?

El sacerdote asiente.

Entonces es real, Lavier ya no tiene la maldición, solo queda Edward y Ulises.

-Voy a asesinar a Ulises-menciono.

Blake no dice nada, el sacerdote asiente.

-¿Quien te dijo que fue el, el autor detrás de la miseria de Ludwing?-los ojos celestinos esperan mi respuesta.

-El dragón verde.

-¿Dices que no fue manipulado?-pregunta Blake.

El sacerdote tose un poco incómodo.

-Ulises siempre quiso el trono, amaba a su hermano, pero no era capaz de matarlo cuerdo.

Es un poco triste, Ludwing hasta el último día, creyó en su inocencia.

Y aunque Ulises se sintió culpable a través del tiempo, me pregunto...si ahora elegiría a su hermano o el poder.

-Blake.

-¿Quieres que vaya por el collar?-el sonríe mostrando sus uñas-solo dí la ubicación.

El fuego calienta los tres cuerpos en esta pequeña cueva, yo relato el plan, dejo en manos de Blake la búsqueda del collar, el sacerdote decide acompañarme para hacer más creíble que el verdadero sucesor al trono ha vuelto.

Ordeno la cinta negra alrededor de mis ojos, Ludwing solía usarla de un color azul oscuro, pero ahora estoy de luto.

Por Ludwing, cumplí sus sueños de venganza, y protegí lo que quería mientras el estuviera conmigo. Ahora que se ha ido, no tengo que mantener a su asesino vivo.

La daga en mi cintura es pesada y mis manos tiemblan. ¿Quedará algún rastro de Ludwing en este cuerpo?

Los restos de alma se ha ido, no puede ser posible.

Los nobles a mi lado caminan mientras posan su mirada a mí, no esperé que justo hoy día hubiera un baile, el salón debe estar repleto de nobles, y por la fecha imagino que Flolix también debe estar presente.

-Es hora-menciono golpeando el bastón.

El sacerdote sigue mis pasos un metro detrás de mí, atravieso las puertas del salón a pasos lentos, la mirada recae en mí, el rostro de Ulises se transforma al verme, el, sentado en su trono coge lo que tiene a sus manos y me lo lanza a los pies, el vino tinto mancha la alfombra cara, no me alejo, solo lo observo hasta llegar a unos metros y parar mi caminata.

-¡Aléjate! ¡¿Por qué has vuelto?! ¡No te daré mi trono! ¡Yo he convertido este reino en un imperio! ¡Vete!-sus gritos fuertes y locos sorprenden a las personas, incluso Flolix está sorprendido.

-¿Uli?-pregunta Flolix-¿Que locuras estás diciendo? Ludwing murió hace años, el niño al que le lanzas las cosas solo tiene un parecido a el...

-¡No lo entiendes! ¡Es un fantasma! ¡Ha llegado como un fantasma!

Flolix intenta calmarlo, pero Ulises se ha vuelto loco, el anterior Emperador calmado y depresivo ha sido reemplazado por un hombre demente.

Lavier a su lado no hace nada por ayudar a su padre, solo me mira estudiando mis movimientos y reacciones.

No veo a Edward, debe estar en alguna habitación del palacio.

El sacerdote hace una reverencia a ambos Emperadores, yo no sigo su ejemplo, por lo que la locura de Ulises aumenta.

-¡Es el! ¡Es Ludwing! ¡No sé arrodilló porque el trono le pertenece!

Flolix me pide respeto, no le miro, solo fijo mi rostro frente a Ulises.

-Hermano, he vuelto.

El plan de escape del hermano menorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora