La mirada fría de mi Maestro viaja entre Asmodeo y yo, al Demonio lo mira con desprecio, y a mí con el seño fruncido, sus ojos observan mi cuerpo, y luego rápidamente van hacia Asmodeo.
¿Por qué lo mira con ganas de matarlo?
-No pierdes el tiempo.
-No soy de los que pierden oportunidades-responde Asmodeo a las palabras de mi Maestro.
Los ojos púrpuras se dirigen hacia mí.
-¿Cómo dejaste que te tocará?
¿Se refiere a las veces que me ha cargado?
-Sus manos son firmes-contesto con una sonrisa.
Asmodeo se muerde el labio sonriendo triunfante.
El semblante serio y molesto me dice que mi Maestro no quiere escuchar estupideces. Asmodeo levanta una ceja mientras se encoje de hombros.
¿Por qué mi Maestro está tan enojado?
-Maestro, he comido bien gracias a Nikolay.
Veo al demonio aguantandose las ganas de reírse.
-Así veo...-dice-Valentine, ¿De quién es ese abrigo?
-De Nikolay.
La sonrisa de Asmodeo se rompe, el me mira diciendo que me detenga.
¿Que detenga qué? Solo estoy diciendo la verdad.
-¿Y que hay debajo de el?
-¿Mi cuerpo?-pregunto sin saber a dónde va la conversación.
Claro, además de la ropa.
Mi maestro se acerca a mi lado desabrochando los primeros botones del abrigo. Al ver que traigo mi ropa, y mi cuerpo dentro de el suspira aliviado.
Asmodeo retrocede evitando los ojos juzgadores de mi maestro.
-El abrigo-dice-es bastante poderoso para que un humano lo tenga en posesión.
Oh...
Corre Demonio, que te acaban de descubrir.
Los ojos de mi maestro se deleitan por el nerviosismo de Asmodeo.
-¿Dónde fue que lo ví antes...?-sonríe con maldad-¿Inframundo quizás? Querido Nikolay. ¿No quieres hablar conmigo un momento?
Golpeo el hombro de Asmodeo suavemente.
-Suerte, si sales vivo, hazme la comida que hablamos hace un rato-le susurro.
Pongo mis pies en puntilla dándole un beso corto en la mejilla.
-Te regalé un poco de mi suerte.
Asmodeo balbucea que se lavara con agua bendita, y que mi suerte es la peor que hay, que me la lleve de regreso, también me grita que no lo deje con mi padre a solas.
Sonrío en mi interior.
-A veces el karma llega de otra forma...
...
Asmodeo.
Suspiro, tomo un sorbo de café, evito la mirada fría del hombre sentado frente a mí y vuelvo a tomar café.
-¿No tienes vergüenza?-las palabras frías y directas me hacen recordar a Valentine cuando se enoja.
De tal palo tal astilla.
-¿Por qué a los Demonios le suelen gustar la sangre joven?
Porque son más activos...
Claro, que eso no puedo decírselo o me costará mi vida entera.
-Creí que me habías reconocido aquel día que fuiste a buscar a Valentine al palacio.
Los brazos cruzados del hombre se aflojan, una de sus manos peina su cabello blanco como cuando Valentine lo hizo en las puertas del Inframundo.
Cada acción que hace...son iguales.
-Era un poco difícil, eres bueno con los disfraces.
-Alois...
-Tengo una duda, ¿Por qué mi hijo? ¿Que fue lo que llamó tu interés?
-El beso.
Su seño fruncido aparece al escuchar mis palabras y el aspecto relajado de antes cambia a uno en guardia.
-Me llamó la atención el cambio de Valentine en las memorias de Nikolay, y cuando lo ví...me recordó a alguien.
-¿Y dónde cae el beso que me dices?
Alois entrecierra sus ojos.
-Lo besé por Lujuria, y porque quería tener lo que Nikolay no pudo en el pasado, fue un sentimiento egoísta.
-Encerraste a mi hijo con artefactos que anulan la magia.
Sonrío.
-Si...quería saber si sería sumiso.
Un látigo aparece de pronto en las manos de Alois, sus ojos fríos recorren mi cuerpo.
-¿Por dónde empiezo?
Encojo mi cuerpo en el sillón.
-Intenta que no sea en el rostro, Valentine lo ama-muestro mis manos-tampoco ataques estás, tengo que cocinarle.
Siento el dolor del látigo en mis partes íntimas, suelto un grito cayendo inútilmente al sillón.
-A el también le gusta esta parte...
El dolor en mi espalda quema y me arrepiento de haber dicho esas palabras.
Pienso en el beso de Valentine.
Maldito infeliz, tu suerte no hace efecto.
Lo veo sentarse nuevamente después de los golpes que me dió, definitivamente, es un alumno ejemplar, golpea igual que su Maestro.
-Hay una piedra perdida.
Me enderezó con dificultad.
-¿La piedra que robó tu mujer?
-Valentine fue creado gracias a esa piedra.
Los ojos púrpuras miran el florero vacío.
-¿Pero por qué Julia lo abandonó? Pudo haberme entregado a mi hijo si no lo quería.
-Alois, ¿Las cosas entre tu esposa y tu no están bien?
El parpadea.
-Nos separamos una noche de invierno, ella se iba a casar con otro, mientras yo enfrentaba el duelo de perder a mi hijo...
Alois crea una rosa roja dejándola dentro del florero vacío.
-Años después recibí una carta de ella, explicándome sobre Valentine, y todas las mentiras que me dijo, le dije a Valentine que su madre volvería a mí...¿Está mal mentirle? No quería que Julia quedará como la villana del cuento.
-No importa por dónde lo mires, ella lo abandonó.
-¿Sabes? Cuando discutí con Julia, me grito a la cara, diciendo que no era nuestro hijo el que tenía en el vientre.
¿No?
-A mí... realmente no me importa si Valentine es, o no es mi hijo...yo ya lo considero como uno.
-Alois, ¿Conoces a Ludwing Von Lexu? ¿El príncipe ciego?
-¿El nieto de ese ángel que robó la piedra? ¿El nene desafortunado?
-Si.
-¿Que ocurre con el?
No quiero crear más dudas pero...
Creo que ambos comparten almas.
-Ludwing fue encerrado en la piedra antes de que Valentine naciera.
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El plan de escape del hermano menor
FantasyOlvídalo loco. No me quedaré a ser asesinado o a intentar cambiar al protagonista masculino. Así que... Cómo dice el corazón en la maleta. ¡Y yo me voy! ¡Adiós, me fuí! ¡Y no me importa! Quedense con el cliché de porquería que creé. Prefiero irme...