Chapter 65

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Me sobresalto al sentir que gritan mi nombre. Asmodeo toca mi rostro preocupado, y sin dejarme hablar suelta una palabra un poco molesta para mi corazón.

-Idiota.

Es un descarado.

-Más idiota el Demonio que sigue a mi lado.

Sus palabras se quedan en su garganta fingiendo toser.

-¿Estás...estás bien? Te ví sudar frío, y temblar de forma espeluznante, como un zombie, así de horrible te veías.

Frunzo el ceño.

-¿Me estás diciendo feo?

-¿Para qué? Si siempre lo has sido, no puedes compararte con mi belleza-sonríe.

No tengo palabras para negarlo.

-Tuve una pesadilla.

Siento la mano de Asmodeo tocar la mía, haciendo unos pequeños círculos con sus dedos, es tranquilizante.

-¿Otra vez?

-Tengo una pregunta, contestame con sinceridad.

Los ojos rubíes se concentran en los míos, trago seco.

-¿Qué tan importante soy para ti?

Asmodeo se ríe soltando una carcajada.

-¿Por qué te pones serio? Asustas.

Lo sabía, ni le importo.

-Solo responde.

Aún así, deseo que me lo diga, si va a romper mis ilusiones que lo haga pronto.

-No voy a mentir, se que mi corazón siente algo por tí, puede que sea solo atracción, pero soy egoísta, no quiero que nadie más te tenga, mis cosas, son solo mías.

Me muerdo el labio.

-No soy una cosa, Demonio.

Su mano quita un mechón de mi rostro.

-Lo sé, por eso me cuesta tenerte, creo...que soy caprichoso, necesito que seas de mi propiedad. ¿Pero como lo hago? No quiero llegar a sentir algo extraño por ti, me refiero a un sentimiento inútil.

-¿Inútil?

-El amor-contesta-eso es lo más inútil y débil que puede hacer caer a una persona.

Los ojos rubíes brillan de un color azulado en el fondo.

-No quiero que te conviertas en mi debilidad.

Ah...

Finjo no haber escuchado esas últimas palabras y le doy un pequeño beso en los labios.

-Entonces sigamos como estamos- propongo-solo dos personas que comparten necesidades biológicas.

Y sin mostrarle, ningún sentimiento inútil...

Supongo, que no tengo chance con esta persona.

Me tapo mi rostro al sentir la mano de Asmodeo viajar de mi abdomen hacia más abajo, por supuesto que solo toca por encima, quizás para molestarme.

-No quiero-dice-no deseo tocarte más allá con este cuerpo.

¿Eh?

Le miro, su rostro pensativo no deja de tocar en círculo aquella parte que amenaza con levantarse.

Es increíble que solo esté tocando encima del pijama pero ya se sienta tan real.

-Demonio...mmhm, deja...

El plan de escape del hermano menorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora