Sobo mis brazos ocasionados por los escalofrios. El se fue dejando esta caja y unas palabras de mal augurio.
Yo no moriré.
No sin antes de convertirme en un vago rico.
Camino hacia la caja y la pateo.
-Ni loco voy a recogerla.
Antes de poder seguir con mi caminata, unas manos recogen la caja, estirandola hacia mí.
Ignoro ese gesto pasando de largo.
-Tu comportamiento es inaceptable- dice molesto-¿Cómo resultaste ser el asistente y ahora príncipe heredero del Emperador Flolix?
Los ojos morados oscuros sin vida me observan con repudio.
¿Que le ocurre? ¿Por qué luce molesto?¿Realmente es por mí forma de ser?
-¿Te disgusto?
La caja se rompe en sus manos, y el collar es apretado en su puño.
-¿Cuáles son tus intenciones? Mi padre se fijó en tí, y el no suele hacer eso.
¿Oh? ¿Será que...?
-¿Te molesta que Ulises me tenga en cuenta?
Lavier evita mirarme, quizás es porque sus ojos están rojos y a punto de llorar.
-¿Cómo lo hiciste? ¿Tengo que ser desagradable para obtener su atención?
Yo no soy desagradable, que mi comportamiento a veces sea inmaduro no da para decir que soy desagradable.
Me ofende terriblemente ser visto así.
-Ese collar, no lo necesito.
Lavier mira el collar y a mi desaparecer frente a el, sus ojos apagados brillan por un segundo.
Al pisar el basto suelo, una persona tose a mi lado.
El ingrato desaparecido.
-Genial, te dignaste a aparecer.
Asmodeo se cruza de brazos manteniendo distancia.
-Extraño-susurro.
-¿Que haces aquí?-me pregunta-¿No deberías estar descansando?
¿Por qué descansaría si sabe lo ocupado que estoy?
-Nikolay.
-¿Si? ¿Que pasa? ¿Acaso te dió hambre?
Sonrío.
-Si, tengo mucha hambre.
-Sigueme, conozco un buen lugar para cenar.
Camino siguiendo sus pasos tranquilamente.
El no es Asmodeo.
Es probable que sea el Wendigo disfrazado de el.
-Hermano mayor-llamo.
-¿Si?-pregunta torpemente.
-¿Que iremos a comer? La última vez no alcanzamos a terminar.
Molestaré un poco a este Wendigo.
-Emm, continuaremos con lo no terminado.
-Ah...para eso necesitaríamos un lugar a solas.
El Wendigo se detiene mirándome desconcertado.
-¿No recuerdas?-sonrío mostrando mi cuello succionado-¿Nuestra comida compartida?
Las mejillas sonrojadas evitan mi mirada.
-Cla...claro...eso...si...la comida.
-Esta vez no seas rudo, me dejaste a medio filo.
Escucho su tragar seco.
-Si...vamos...hermano menor.
Creo que lo deje en shock.
-Un lugar a solas...¡Oh!
Acaba de chocar con un árbol.
¿En serio este es el monstruo que todos temían?
Levanto mi ceja derecha.
Su actuación es una mierda.
Conozco a Asmodeo, si lo hubiese visto me habría lanzado algún comentario insultante o lleno de arrogancia cuando pregunté por su aparición, por lo menos...
Toso.
El Wendigo debería tomar clases de teatro.
Llegamos a una cabaña y el ser disfrazado de mi estúpido Demonio se queda helado sin saber que hacer.
Suspiro.
Si lo mantengo distraído el no sería capaz de dañar a Flolix o a Ulises.
Nunca dije que lo mataría, pero si esta cosa intenta algo...quizás no me quedé otra opción.
Tomo su mano sonriendo felizmente.
-¡Vamos hermano mayor! Tenemos que comer.
El Wendigo se rehúsa a entrar a la cabaña arrastrando sus pies por el barro.
-¡No...es...aún es...de...día!
-¿Que importa? Ya pronto caerá la noche.
Con todas mis fuerzas lo logro entrar y cerrar la puerta antes de que se le ocurra escapar.
-¿Empezamos ahora hermano mayor?
El Wendigo retrocede cayendo a una silla, yo me desabrochó el primer botón de la camisa y el se tapa el rostro gritando que no es mi hermano mayor entre otras cosas más.
Me siento en la cómoda cama frente a el, creando una prisión dentro de la cabaña.
-Quita tus manos.
Solang, creo que se llamaba, juega con sus manos aún teniendo la apariencia de Nikolay.
Es una pena que solo tenga su figura y rostro, porque la escencia que emana Asmodeo es única.
Ahora que pienso en el...¿Cuando volverá?
-Eres un Wendigo, ¿Verdad?
Solang parpadea un par de veces y sus ojos cambian a unos lechosos. Las manos se alargan mostrando unas grandes garras y su cuerpo de estira de forma anormal, sin decir como está su rostro.
Completamente deformado.
De pronto el salta encima de mí gruñiendome en la cara y salivando en mi cuello.
Tengo unas enormes ganas de vomitar.
-Era mejor que cayeras bajo mi encanto.
Mm...
-Mucho encanto no tenías.
Sus garras agarran fuertemente mis brazos hiriendome con ellas.
Tengo dos alternativas.
Esperar a ser salvado, o usar todo mi poder en matar a esta cosa asquerosa.
La primera se ve tentadora, pero lastimosamente, Asmodeo no tiene ganas de aparecer.
Y no moriré por mi flojera.
Así que, me queda ser yo mismo mi príncipe azul.
-Cosa horrorosa-le llamo.
El Wendigo acerca su aliento verde a mi rostro.
Definitivamente, quiero vomitar.
Creo un cuchillo de hielo en mi mano, ni tan largo ni tan pequeño, dejando ir el poder en mi núcleo hacia lo que parece un cuchillo.
Los ojos lechosos miran los míos tristemente, y su boca se abre soltando una palabra apenas audible pero urgente.
-Ayuda.
Miro hacia afuera de la ventana.
Ah...es la bruja.
ESTÁS LEYENDO
El plan de escape del hermano menor
FantasyOlvídalo loco. No me quedaré a ser asesinado o a intentar cambiar al protagonista masculino. Así que... Cómo dice el corazón en la maleta. ¡Y yo me voy! ¡Adiós, me fuí! ¡Y no me importa! Quedense con el cliché de porquería que creé. Prefiero irme...