Valentine
Mi cuerpo choca con el árbol que está a mis espaldas logrando que quede aún más herido. Clavo la espada en el suelo usándola de apoyo, mis manos tiemblan y de mi boca cae sangre.
¿Cómo llegué a esto?
Después de ir a pedirle ayuda a ese Demonio me devolví hacia la torre con esperanzas de que Lenox me enseñará, me costó un mundo convencerlo hasta que lo logré.
Y aquí estoy, siendo golpeado fuertemente y obligado a usar una espada.
Fue estúpido de mi parte creer que usaría solo magia.
Además, descubrí que Edward pertenecía a la iglesia, cuando era niño lo tenían encarcelado por sus poderes divinos, y gracias a mi Maestro fue liberado, por eso, mi Maestro no se ha mostrado en ese mundo.
Julia roba un artefacto divino y mi Maestro a su sacerdote especial.
La iglesia debe odiarlos.
Mis piernas se doblan cayendo al suelo, me paro con ellas temblando.
Es duro.
-Una vez más-pido.
-Maestro de la torre, es suficiente, su estado...-interrumpo las palabras de Edward.
-Estoy bien, una vez más.
Lenox se pone en posición.
-Mocoso loco-susurra.
Le doy magia a mis piernas y brazos para golpear a Lenox con mi espada, el retrocede para luego volver a golpearme sin piedad.
Mi cuerpo cae al suelo como un saco de papas.
Intento pararme volviendo a agarrar mi espada.
-Una...
-No-dice Lenox.
-Aun aguanto.
-Estas haciendo todo mal niño.
¿Eh?
-Estas usando la magia de Valentine, no la tuya.
¿Se refiere a la magia de Julia? ¿La que ocupé para salir de la habitación?
-Primero, comienza a ocupar la magia de tu alma, la de tu madre y la de tu padre.
-¿Cómo hago eso? La última vez que lo usé fué porque Julia me habló. No sé cómo se hace.
-Como ese cuerpo no es tuyo, tendrás que concentrarte en meditar tu alma para que el poder mágico de tus padres vaya al núcleo de Valentine. Mientras, entrenaremos con la espada, pero sin magia. Ya me dí cuenta que la magia que usas ahora es débil.
¿Sin magia? ¿Acaso me quieres matar?
Oímos unos pasos cercanos, cuando la figura llega a mi lado hace una expresión extraña.
-¿Que mierda te pasó?-sus ojos rojos se dirigen hacia Lenox-¿Fuiste tú?
-¿Y que si fui yo?
El demonio agarra su espada, yo le sostengo la mano antes que la desenvaine.
-Estaba entrenando-menciono.
El observa mi mano en la de el.
Lo suelto.
Olvidé que no le intereso.
Quizás mi cercanía tampoco debe interesarle.
No entiendo cómo lo nuestro se volvió así, ¿Fue porque me enteré que no era mi Nikolay?
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El plan de escape del hermano menor
FantasyOlvídalo loco. No me quedaré a ser asesinado o a intentar cambiar al protagonista masculino. Así que... Cómo dice el corazón en la maleta. ¡Y yo me voy! ¡Adiós, me fuí! ¡Y no me importa! Quedense con el cliché de porquería que creé. Prefiero irme...