Escucho el sonido del tic tac del reloj en la pared, he estado en esta habitación quien sabe cuánto tiempo, solo leo libros educativos o novelas aburridas.
A pesar de que no he hablado con Asmodeo su comida llega sin falta 3 veces al día.
Por supuesto que la comí.
-¿Cuando te vas?-la pregunta molesta no tarda en salir de la boca de Muerte.
Destino le mira sorprendido.
-¿Me dices a mí?
Yo también quiero irme, llévame contigo.
-¿Que crees?
Destino se levanta en contra de su voluntad, dejando la esfera blanca en su bolsillo con lentitud, su expresión dolida es un poco dramática.
-Oye asesino, se que me odias. ¿Pero echar a tu hermano...?
-¡Vete! Aburres.
Y así, fue como Destino se fue.
Con el paso de los días Muerte recibió una carta de desafío de un monstruo marítimo. El cuarto anciano le pidió que no fuera, pero al final, el pelinegro decidió ir.
Termino de leer el segundo libro en el día, mi estómago ruge, creo que es hora que llegue Asmodeo con la comida, estoy solo, por lo que será un poco incómodo verlo.
Cuando las sombras abren evito mirar escondiendo mi rostro en el tercer libro dispuesto a leer, pero solo un silencio inunda la habitación.
-¿Asmodeo?-pregunto.
Dejó caer el libro al ver a Muerte en el suelo, su mano tapa su ojo derecho, la sangre corre sin detenerse. Sin pensarlo me acerco con urgencia.
-Hey. ¿Que ocurrió? ¿Por qué estás...?
-Tranquilo, solo es una pequeña herida.
¿Pequeña herida? Está sangrando a mares, hasta puede perder el ojo si es que fue herido en esa parte cercana.
Muerte me muestra, una herida paralela desde arriba de la ceja hasta por debajo del ojo yace en su perfecto rostro, el parpado herido permanece cerrado.
Quizás como este por dentro el ojo.
¿Perderá la vista?
Tengo que pedir ayuda.
-¡Alguien!-abro la puerta con la ayuda de las sombras, Muerte sujeta la tela de mi pantalón.
-No vayas, tu cuerpo se destruirá si sales.
-Tengo un plan.
Concentro mi poder divino llenando una pequeña esfera con el, no es mucho por lo que durará unas horas solamente.
Es la única manera para salvar al pelinegro, esa herida no es como la que hizo Creación, es más profunda y más mortal.
-Ire por el Cuarto anciano.
-¿Qué? No. No necesita saber...¡Oye!
Me voy sin escucharlo, el ambiente frio carcome mis huesos, mientras más avanzo más frío hace. El suelo está agrietado y las puertas con cadenas dan mala espina.
-¿Hola? ¿Hay alguien aquí?
Siento como si estuviera en una película de terror.
Un sujeto aparece al frente de mí, yo retrocedo, los ojos sin iris y el cuerpo deformado me hace pensar que es un demonio, los tentáculos tocan mi rostro.
-Aquí, yo te puedo ayudar jeje~
Alejo el tentáculo asqueroso.
-Bien. ¿Conoce al Cuarto anciano?-la tez del demonio se pone pálida.
-¿Si? Si, ¿Para que lo buscas?
-Muerte quiere verlo.
Acto siguiente, el Demonio desaparece, y así pasa un buen tiempo, cualquier Demonio al que le pregunto sale arrancando.
-Diablos, si no me apuro, Muerte, el...
Además creo que ya estoy perdido, incluso si encuentro a alguien no sabría cómo volver.
Un aliento mentolado siento cerca de mi rostro, y al lado de mi oreja la voz de mi Demonio favorito se escucha.
-Te encontré.
Sonrío, el me encuentra, donde sea que esté.
-Oye-no se que como llamarlo-tienes que ayudarme a buscar al Cuarto anciano, Muerte está en peligro.
Asmodeo me toma en sus brazos, sigo un poco desconfiado de el, pero al menos, se que no me hará daño.
-Volvamos, ya ayudé a Muerte.
-¿Dónde lo llevaste? Necesita ayuda médica. ¿No?
-Muerte es un Demonio al igual que todos, solo que es más fuerte al ser el hermano menor de Lucifer. No necesita ayuda médica, con el poder de Lucy se recuperará fácilmente.
Oh...
-Tine-su voz cambia y su rostro se pone más serio-¿Quien tocó tu mejilla?
Ah...era eso.
-Un Demonio con tentáculos, no es importante...-evito mirar los ojos azules de Asmodeo-¿Cómo has estado?
-Extrañando tu compañía, desde que me dejaste se ha vuelto difícil.
Guardo silencio, no quiero hablar de eso ahora. Admito que fuí un idiota al preguntar su estado.
Ambos llegamos a la misma habitación de siempre, arregla la comida y se sienta frente a mí, esperando que coma con paciencia.
Muevo mis manos un poco incómodo.
Antes de comer necesito quitarme el sabor amargo de la duda.
-Demonio, hablemos.
-¿Sobre tus recuerdos?-pregunta Asmodeo.
-¿Soy tu muñeco?
Asmodeo no responde en cambio se acerca a mí y me abraza acariciando mi espalda.
-No lo eres, yo te amo, Valentine.
Cuesta creerlo.
-¿Me amas? ¿No estás mintiendo? Quiero creer en tí, pero...
Su rostro se esconde en mi hombro, unas gotas de agua manchan mi ropa.
¿Está llorando?
-Es difícil, para mí también es difícil, quiero tenerte pero si te daño, jamás me lo perdonaría.
Cierro mis ojos, y mi cuerpo tenso se relaja, aunque tenga miedo de ser engañado yo, elegiré creer en el.
-Te daré una oportunidad.
El aliento de Asmodeo cerca de mi cuello da un cosquilleo, cuando estoy por detenerlo, siento un dolor punzante que me hace soltar un grito.
-¡Oye, Demonio idiota tú...!
Asmodeo se limpia la boca sonriente, mi sangre mancha sus colmillos.
-¿Eres un vampiro? Está bien que estés excitado por extrañarme, pero no vuelvas a morderme.
Toco mi hombro adolorido, muerde peor que un perro.
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El plan de escape del hermano menor
FantasyOlvídalo loco. No me quedaré a ser asesinado o a intentar cambiar al protagonista masculino. Así que... Cómo dice el corazón en la maleta. ¡Y yo me voy! ¡Adiós, me fuí! ¡Y no me importa! Quedense con el cliché de porquería que creé. Prefiero irme...