Chapter 27

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¿Un aborto?

Me cruzo de brazos frunciendo mi seño.

Yo estoy aquí.

Es imposible que haya sido abortado.

-La princesa no quiso ver a Alois quien paso días afuera del castillo.

¿Mi maestro?

La imagen de el siendo tan lamentable me es imposible de imaginarla.

-Y por eso...la gente afirmó que el rumor era real...

Victoria me mira de abajo para arriba.

-¿Te abortaron?

Le lanzó una almohada.

-¿Te crees graciosa?

-Era una pregunta sin burla.

Claro.

Blake se lame las patas.

-Quizás estuviste a punto de morir, y Julia robó el artefacto más precioso de la iglesia para tí.

-¿Sabes algo sobre ese artefacto?

-Una mísera daga, lo importante es la piedra en su interior.

Es la piedra que busca el Demonio, si la encuentro antes que el llegue...¿Podré ver a Nikolay pronto?

-La iglesia la obtuvo en mis años, ¿Cómo se la quitaron a la gran bruja? Ni idea. Pero luego de su posesión se hicieron más fuertes gracias a un sacerdote en especial.

-¿El que murió hace unos años? -pregunta Lavier.

Parpadeo varias veces.

¿Muerto? ¿No acaban de decir que era especial?

Blake bosteza.

-Ese tipo es como una cucaracha, no esta muerto, el que estemos aquí es la prueba viva.

Ladeamos la cabeza sin entender, y por un segundo por mi mente pasa ese sacerdote raro con el collar.

Me cago en la puta.

-¡Maldito gato! ¿Por qué no me dijiste antes?

-¿Que pasa con ese comportamiento? ¿Quieres que te arañe hasta lo que no tienes?

-Paren-dice Victoria-entonces...el que casi asesina al autor...¿Es el sacerdote de este mundo? ¿Y como llegó allá?

-No me iba a asesinar-contradigo.

-Bueno, perdona, pero te veías tan débil y balbuceabas quien sabe que cosas...

-No estaba...

-Tu padre tiene que ver en esto-dice Blake-el tuvo que haberlo traído.

El gato negro mira al rubio con sus ojos azules.

-Imagino que debes saber algo más.

Lavier intenta hablar pero con los nervios termina con las palabras enredadas en su boca.

-No me asustes al pequeño-bloqueo los penetrantes ojos del gato negro-ahora sí, habla.

El se rasca el cuello.

-La princesa Julia fue a buscarlo, no saben de qué hablaron, pero después de unos días, Julia robó el artefacto divino y el sacerdote fue asesinado en el proceso.

El gato se sube a mi hombro.

-¿Ves? Te dije que no estaba muerto, nadie mata a esa cosa rara.

-Empiezo a pensar que lo odias.

-Por supuesto que lo odio, la primera vez que nos conocimos me dijo que era malvado y que me iba a exorcisar, ¿Puedes imaginar lo molesto y furioso que estaba en ese momento?

Me río.

-¿Por qué no lo dejaste?

El saca sus garras.

-¿Quieres probarlas? Son filosas.

Ya me rasguñó una vez, con eso fue suficiente.

-Jaja... bájate pulgoso.

...

Al final terminé con unos rasguños en mi mejilla.

El pulgoso no fue recibido bien para el, intenté curarme, pero sus ataques son peligrosos, si se decide a matarme, estoy seguro que lo logra.

Victoria me curó la gran parte con gasa y algunas hierbas. Ella decía que era un bebé.

¿Y que quiere que haga? Hace mucho tiempo que no era curado sin magia.

Aunque esto me sirvió para aprender a no molestarlo otra vez, me siento resentido, tuve que haberle jalado la cola.

Lavier nos llevó a su Imperio en carroza, como no conozco bien este mundo ni sus coordenadas, el viaje me ayudó a aprender.

Al llegar al palacio Imperial, nos entró por la puerta trasera, diciendo que somos sus amigos a los pocos sirvientes que pasaban.

Estoy seguro que esto llegará a oídos del emperador.

Y este lugar...

No me gusta.

Me siento asfixiado.

¿Tendrá algún dispositivo que prohíba la magia?

Recordé la sensación que tuve con el Demonio cuando intentó dejarme encerrado.

Es igual a lo enfermo que me sentí ese día.

-¿Estás bien autor?

-Lo estoy, solo quiero dormir un rato.

Lavier nos dirige a su habitación.

Solo diré que es grande con unos grabados medios raros en la pared.

No me interesa, mi cabeza duele.

Los palacios no son lo mío.

-Hablaré con mi padre sobre mis salvadores, no le diré nada de lo que escuché, lo prometo.

-Más te vale, o corto tu lengua-susurro antes de caer a la cama.

El gato se sube a mi espalda después que el niño se va.

-¿Y con que cara me dices que no le de miedo si tú eres peor?

Cierro mis ojos.

-El no dirá nada...

-¿Vas a dormir?

-Estoy cansado-gruño dándome vuelta, el toma distancia conmigo.

-Casi me aplastas.

Me siento en la cómoda cama sonriendo.

-Buenas noches.

-Estamos de día-menciona Vic.

Mi cabeza toca la almohada durmiendome de inmediato.

Quien sabe cuánto dormí, pero al despertar, ni el gato, ni Victoria estaba a mi lado, al salir al balcón, ningún alma se veía pasar.

¿Que mierda...?

Cuando me giro un joven con una cinta en sus ojos permanece parado frente a mí.

Retrocedo un poco.

El me asustó.

-¿Quien...?

-Debes ser el hijo de Julia.

¿Eh? ¿Y este como lo sabe?

-Me presento, soy Ludwing, el que ayudó a tu madre a qué nacieras.

¿Ludwing? ¿No era ese nombre el que mencioné en frente del sacerdote?

-Y soy el ser...que estaba encerrado en la piedra.

El plan de escape del hermano menorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora