Chapter 100

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Miro el papel en mis manos, Amón da un paso hacia atrás, dirigiendo su caminata hacia la puerta sellada. Lo detengo llamando su nombre verdadero.

-¿Por qué no me mataste? Eres el Demonio de la ira, es extraño que te controles.

-¿Crees que no quiero despedazar esas manos tuyas y arrancar esa boca molesta?

Guardo el papel en mi abrigo, el toca sus ojos cambiando el color a un gris claro.

-Al verte en esa condición tan lamentable, decidí no hacer nada. Asmodeo, si no quieres morir por abstinencia ve por tu amante.

-Amón.

-Agradecería, que no revelarás mi identidad.

El se acerca a la puerta, una sonrisa dulce es puesta en sus labios, le dejo ir, Muerte es fuerte, incluso si este tipo loco quiere hacerle algo, el se defenderá.

Toco mi corazón latente.

-Valentine, te necesito.

Valentine.

Mis pies desnudos pisan el áspero pasto de este bosque embrujado, un Ludwing a mi lado acompaña mis pasos. Estuvo esperando mi regreso por algunos meses, gracias a el, me enteré que Edward resultó ser uno de los hijos de Ulises y que actualmente vive en el palacio junto a Lavier.

Su estado mental se ha deteriorado luego de mi muerte, por lo que aunque sea una amenaza para el trono de Lavier, el lo considera su hermano y lo cuida como tal.

Victoria ha tomado el cuerpo de Henry estos últimos meses, mientras una persona misteriosa le crea un cuerpo único para ella. 

Y Julia está criando a la quimera como a un niño normal.

Flolix se mantiene al lado de su amante, ayudándolo a encontrar demonios y ha regresarlos al Inframundo gracias a la puerta que abrió.

Las cosas, no han ido tan mal.

-Valentine-llama Ludwing.

Giro mi cuerpo, o el suyo se podría decir, lo estoy usando en estos momentos.

-Gracias.

Su agradecimiento está mezclado con un aire de tristeza, camino hacia el, su cuerpo tal como esperaba está desapareciendo dejando pétalos rojos en el aire.

-Ludwing.

-Gracias a tí, puedo descansar.

La sonrisa en sus labios, y la lágrima silenciosa en su rostro es lo último que veo de él, mis manos tocan los pétalos rojos. Un leve aire los vuela todos juntos, dirigiendo su camino hacia el cielo.

-Que tengas una buena vida después de la muerte, Ludwing.

Realmente, le deseo lo mejor.

Creo, que es hora que vaya por la última persona que lo lastimó, después de eso, debería adornar una bonita lápida. Una tumba que jamás pudo tener.

Honraré tu nombre, y ofreceré mis respetos.

Un olor familiar me guía a un lugar especial del bosque, detengo mis pasos al recordar la premonición cuando Asmodeo me agarró el cuello dispuesto a matarme. Se que no es capaz, pero si me atrapa...¿Que ocurrirá conmigo?

Yo también quiero tener sexo con el, pero mi plan original es deshacerme de Ulises lo más antes posible y avisar a Edward que no es su culpa, que el fue manipulado para asesinarme.

Aún tengo, que encargarme de algunas cosas, no puedo caer en la tentación de Asmodeo.

Camino por la dirección contraría, y aunque doy mil vueltas en el mismo lugar, los pasos conocidos no se detienen.

El plan de escape del hermano menorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora