Chapter 40

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Estoy acabado.

El Wendigo me pide ayuda fingiendo querer comerme, y aparte, una mujer de cabellos negros nos mira a través de la ventana.

Amigo, ¿Cómo quieres que te ayude? Nos tienen vigilado. ¿Y no estaría el traicionando a su jefe? ¿Que pasa si lo salvó? ¿Su cabeza no estallaría? No quiero ver una escena como esa.

Muchas dudas en mi cabeza, y muy poco tiempo para reaccionar.

Lanzo al Solang lejos de mí y tiro mi cuchillo de hielo hacia el.

Por supuesto, no lo herí.

Solo el cuchillo quedó estancado entre sus ropas. La bruja sonríe de manera espeluznante.

Creo que incluso peor que el Wendigo.

Salgo de la cabaña creando un rayo en mis manos, no se en que mierda me estoy metiendo, no es como si fuera muy fuerte, recién acabo de aprender algunos hechizos y como manejar mi núcleo de energía.

Pero sigo siendo un principiante.

Es probable que salga herido o muerto, no me doy muchas esperanzas.

Los ojos azabaches de la mujer se vuelven rojos y un tanto peligrosos, va vestida con una capa negra sin encapuchar su rostro.

-Se que eres un Demonio, y hombre.

Ella se ríe dejando mostrar su verdadera identidad, un chico joven con aspecto inocente.

-¿Dónde está Asmodeo?

-No se.

Los ojos del chico se enfrían, al instante el rayo que poseía en mis manos ya no está.

¿Acaba de apagar mi magia?

-Si te pregunto, respondes con la verdad.

-Te acabo de decir que no sé dónde está, el imbécil me abandonó.

El chico suspira pesadamente, volviendo su mirada hacia la cabaña. Me pregunto que hará ahora, pero ni siquiera fui capaz de acabar mi pregunta y ver qué la cabaña en dónde está el Wendigo se está incendiado.

Este tipo...

-No me interesa si te quedas con mi antiguo subordinado, no es que lo necesite-sus palabras muestran desinterés-si quieres ir por el, puedes entrar a esa cabaña.

-¿Esta loco? Me quemaré si entro.

-A Solang no le gusta el fuego.

Joder como molesta.

El Wendigo debe estar sufrimiento...

Maldito corazón de abuelita.

-Puedes entrar, salvarlo, y el Wendigo será tuyo-los ojos rojos se iluminan- pero si mueres, le daré la triste noticia a tu amante, y el no tendrá de otra que ir hacia mis brazos...

Le presiono la mejilla con mi dedo haciendo que salga de su ensueño.

-No estoy saliendo con el, y Asmodeo tampoco sentirá alguna preocupación por mí, así son las cosas, deja de jodernos y vuelve a tu hogar, te comportas como un niño.

El chico de cabellos negros se sorprende mirando mi dedo, yo lo saco antes que desaparezca de mi mano.

Lo veo negar con su cabeza y decir algo en lo bajo.

-No me gustas...

Al segundo después su silueta desaparece.

Miro hacia la cabaña, y las olas de calor que la acompañan.

El plan de escape del hermano menorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora