Chapter 43

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A este idiota le gusta lanzar la bomba de la nada.

-¡Cabron!-sujeto su ropas-¿Cómo puedes...?

Su mano tapa mi boca pidiendo silencio.

-No grites, todavía hay demonios por nuestro alrededor.

Normalizo mi postura alejando mis manos de el.

No puedo creer que sea perseguido por alguien desconocido, pero al menos se a quien atrapar primero.

El sonido de una hoja de papel llama mi atención. ¿Que está haciendo?

-Demonio, ¿Que haces?

-Escribo una carta.

¿Una carta? Sonrío forzadamente.

-Claro, estás aprovechando el tiempo y lugar para enviarle una carta a unos de tus pretendientes...

-Te equivocas, se la estoy enviando a Nikolay, diciéndole que le dé la carta a mi contacto y así, evitar tener problemas contigo o con mi jefe.

Ah...

Carraspeo.

-¿De verdad? Creí te irías.

-¿Me dejarías ir? Te pusiste como un bebé llorón alegando sobre tu seguridad.

-No soy un bebé llorón.

-Lo eres, y uno muy irritante.

Este imbécil...

¿Mm? Acabo de escuchar un gruñido.

Observo las luces verdes lejanas, son tres, y un bajo gruñido se escucha de ellas tres.

-Demonio.

-¿Sabes? Nunca he escuchado que digas mi nombre.

-Oye.

-Siempre me llamas de forma irrespetuosa.

-¿Que significa las almas verdes?

-Que no son ni buenas ni malas.

Trago seco acercándome más a su lado.

-¿Y si aparecen tres juntas?

-¿Tres? Mm...ah...puede que sea Cerbero...¿Cerbero?

El Demonio maldice tomando mi mano rápidamente, ambos corremos, yo lo sigo a ciegas. Un olor a quemado llena mis fosas nasales.

-¿Te estás quemando?

-Es la carta, ya fue enviada... joder no creí que el perro de Lucifer aparecería tan rápido.

Pasamos cerca de unas almas rojas y al mirar hacia atrás sigo viendo las almas verdes. De pronto nos detenemos, Asmodeo me mueve de lugar, y un golpe junto con un chillido suena en mis oídos. ¿Que fue lo que hizo?

-Vamos-el vuelve a agarrar mi mano-No me sueltes Valentine.

-Jamás lo haría.

Moriría si lo hago.

Ambos corremos un buen rato, las almas ya no son visibles en mis ojos, y la curiosidad del chillido llena mi mente, hasta que le pregunto.

-¿Que fue lo que sonó hace un momento?

-Ah...fue la cabeza de Cerbero.

-¿Que?

-Se golpeó con la pared invisible que creé.

¿Golpeó al perro de Lucifer? ¿Está Loco?

-Espero que no te moleste.

Asmodeo toma mi cuerpo como a una señorita que necesita ser rescatada. Y en una posición un poco vergonzosa. Agradezco estar ciego, me costaría mirarlo a la cara y tomarme enserio mi papel.

El plan de escape del hermano menorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora