En mis manos tengo el anillo de compromiso de victoria, un sentimiento incómodo recorre mi corazón.
-Ludwing, ve donde los demás y diles que evacúen a los creyentes y todo el personal de la iglesia principal. Menciona, una alerta de bombas.
-De acuerdo.
Cuando el se va dejo escapar la tos reprimida, el sabor metálico vuelve a inundar mi paladar.
Camino hacia la habitación de Lavier limpiando mi boca con mi pañuelo, no quiero que me vea sangrar, mi rostro es suficiente para saber mi estado.
Lenox y Edward se morirían del susto.
Golpeó la puerta del rubio, esperando sus palabras que me permiten entrar. Cuando el me ve sus ojos se iluminan, ya veo que después de leer ese diario su sentimientos hacia mí cambiaron.
-¿Su Alteza Valentine?-su mirada de preocupación se muestra al ver mi rostro más de cerca-¿Se encuentra bien?
-Use demasiado poder, no te preocupes yo venía a decirte...-mis palabras se quedan en mi garganta atoradas.
-¿Ocurre algo?-ladea con su cabeza-¡Oh! Ya veo, imagino que Vicky hablo con usted-noto su nerviosismo y ojos radiantes-prometo ser un buen esposo, no tiene que preocuparse, yo voy a protegerla.
El mira detrás mío como si la estuviera buscando.
-¿Ella...no vino?
Mis ojos aguados me delatan, a Lavier se le borra su sonrisa nerviosa remplazandola por una mirada preocupada.
-No...no es cierto...¿Dígame qué no es...?
Es rápido captando.
-Lo siento-le muestro el anillo-perdón.
No pude proteger a Vic.
Lavier cae ante mí sujetando mi pantalón.
-No..no es verdad, ella...ella es fuerte...
-Lavier, Victoria en realidad...
-¡Se que no es la Victoria original de ese cuerpo! ¡Pero ella...yo...yo la conocí como su verdadero yo! ¡No tengo que ver con la antigua...! ¡¿Dónde esta?!-sus manos sujetan mi pantalón, suplicando de forma lamentable-¡Por favor, ella no está muerta!
Respiro hondo, intentando hacer una conversación con Lavier sin antes de derrumbarme yo.
-Como el cuerpo no era de Victoria comenzó a desaparecer-escucho su grito-Lavier, salvé su alma...
Toco mi cien, siento mi vista borrosa.
-La encapsule a un frasco...
Un olor exquisito entra a mis fosas nasales, no sé de dónde proviene, pero huele bien.
-Y luego la encerré en el pendiente que traía conmigo, ella volverá en el cuerpo de un hombre, solo será por un momento hasta que...
Tengo hambre.
-Hasta que le consiga un cuerpo nuevo.
No me siento bien.
-¿Ella volverá a mí?
-Si, lo hará.
Lavier se levanta abrazándome aún llorando, huelo su cuello.
Este era el olor.
Un olor tan exquisito que habré mi apetito.
-Lavier...
Me estoy embriagando.
-¿Su alteza?-sus ojos sorpresivos me miran-¿Se encuentra bien?
Lanzo a Lavier a la pared con fuerza, el se golpea en la cabeza y antes de reaccionar ya le estoy sujetando ambas manos. Acercó mi boca cerca de la de él, un humo extraño comienza a salir de su boca y a entrar a la mía.
-No...reaccione...su...
Lo dejo ir mientras me golpeo en el rostro, mi cuerpo tambalea, hago un nuevo portal para escapar del olor que me vuelve loco.
Tambaleó al llegar al bosque desolado, las palabras de mi maestro cuando me decía que tenía que comer o comenzaría a comer el dolor de las personas se ha hecho realidad.
Me apoyo en un tronco, dejándome caer en el, sujeto mi corazón con fuerza.
Duele.
-Tengo hambre...quiero comer...
Esto es frustrante.
Intento visualizar a la persona que se me acerca, le tiro una piedra y le gritó que no se acerque.
-Valentine.
Al mirarlo mi corazón se calma un poco.
-Reiki.
Es uno de mis amigos mercenarios, el que había encontrado la joya, y el que se suponía que era de este lugar. Recuerdo que no deseaba que me metiera en problemas.
El cabello castaño de Reiki, se vuelve blanco, y sus ojos se tornan de un color celeste claro.
Es el sujeto de la foto, y del mismo que había olvidado preguntarle a Julia sobre su paradero o alguna pista de dónde encontrarlo.
-¿No eres Reiki?
-Lo soy, pero mi verdadero nombre es Vilius, aunque también me puedes reconocer como Creación.
El se agacha hasta mi altura, sujetando mi barbilla.
-Te dije que no te metieras. Mocoso, ¿No sabes hacerle caso a los adultos?
-Obtuve mi venganza-me río aunque por dentro el dolor y las ganas de comer el sufrimiento del sujeto frente a mí me hace enloquecer.
-Hambre...-murmuro-déjame...
-Valentine, reacciona.
-Quiero comer, ese sufrimiento tuyo.
Creación tiene un olor mucho mejor que el de Lavier. Cómo si la angustia, el odio, y la perdida estuvieran mezcladas.
El sujeta mi rostro con sus manos, dejándome estar a centímetros de sus labios.
-Te daré un poco.
El humo extraño llega a mi boca, y aunque son unos pocos segundos de extracción fueron suficientes para hacerme entrar en razón. Caigo a un lado casi inconsciente sujetando mi pecho.
-No servirá-escucho el murmuró de creación, el se hace una herida en la mano. Sujeta mi boca y la abre a la fuerza mientras estoy en el piso debajo de su gran cuerpo.
-Espera...ah...-las gotas de sangre caen en mi lengua.
-Tienes que beberlo-ordena.
Golpeo su pecho, moviendo mi cuerpo con desesperación.
La sangre sigue goteando hasta que me obligo a beberla. Creación me suelta, yo por mi lado toso frenéticamente alejándome de él.
La sangre reacciona con la piedra en mi pecho, las líneas negras palpitan y el hambre se me quita por completo.
-¿Que...que me hiciste?
-Detuve un poco tu muerte.
Vuelvo a tocar mi pecho, el sentimiento incómodo sigue ahí.
-Valentine-el se me acerca de nuevo, yo retrocedo, sus manos me tocan el hombro deteniendo cualquier intento de escape-¿Por qué mi hermano menor dejó su olor en tí?
-¿Q...Quién?
-Muerte, ese bastardo.
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El plan de escape del hermano menor
FantasyOlvídalo loco. No me quedaré a ser asesinado o a intentar cambiar al protagonista masculino. Así que... Cómo dice el corazón en la maleta. ¡Y yo me voy! ¡Adiós, me fuí! ¡Y no me importa! Quedense con el cliché de porquería que creé. Prefiero irme...