Cambios

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La casa, en su triste mutación, muebles marchitos, ausentes de vida, dos mascotas partieron, dulce aflicción, dos almas que el destino ha consumido.

Entre las paredes, las pinturas de Nazarena, escritos que al fuego están destinados, un intruso soy, sumido en su condena, pues su aura poderosa me ha corrompido.

La casa, ya no es lo que era antes, su esencia poderosa me atormenta, levitan secretos y oscuros semblantes, y en mí se despiertan breves instantes de lucidez.

CaprichosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora