Mi habitación, un templo olvidado, alma de pensamientos y contradicciones sin sermones.
Varios muebles susurran en silencio, mientras estos versos son recitados en su manto.La desgracia acude en este cuarto, la felicidad también encuentra su morada.
No hay emoción que se quede fuera, ni dilema que escape de la almohada, donde tiendo a soñar y desvelar mis penas, fieles artesanas del cuaderno.