Inexperto en todo lo que se propone, intenta una y otra vez, hasta tres intentos, la trinidad del fracaso lo hace rendirse, nunca encuentra ni hallará aquello que ama con fervor, no comprende el sentimiento ni busca su comprensión.
Su escritorio tan solo contiene dibujos desalineados, esfuerzos de una empresa donde su voluntad no ayuda.
Mira la luna y lo considera un punto blanco irrelevante.
Contempla el cielo y se entrega al temor.
Se refleja en el espejo y siente vértigo. Baja la mirada y recuerda estar vivo.Observa comienzos y finales ajenos, preguntándose dónde está el suyo.