En media hora, me aguarda un encuentro con el desastre, una cita con la catástrofe que me compromete a mantener mi paso. Un día más transcurriendo entre la miseria y la desgana, emanando una soledad temprana que asedia mi ventana y siembra, con pesar, una tenue luz en mi palpitante y fervoroso ser.
Apretando los dientes, prosigo mi camino, sosteniendo mi estructura de loco errante, galopando en su inquietud.