Una noche entre tantas

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Hay noches que no valen la pena ser mencionadas y, aún así, frente a esa firme posición, aquí me contradigo.
Son aproximadamente las dos de la mañana, las estrellas están en el cielo y en las calles, esperando ser acompañadas.

Varias caras se regodean entre placeres mundanos, pero normalizados a su visión. Mi corazón se sincroniza con la paciencia que intento ejercer en breves estados de meditación pasajera, mientras el entorno se sacude entre movimientos erráticos. Yo con mi trastorno mientras tanto dialogo, analizando cada leve movimiento consciente o inconsciente de estos seres y su hedonismo innato.

Quisiera poder redactar más y continuar contemplando la situación, pero por desgracia debo merodear en ese círculo y adaptarme para experimentar una vaga idea que surgió en el camino.

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