Otro indebido movimiento frente a la blancura de un lienzo del cual no soy digno.
Me envuelve un sentimiento benigno en el que siento un desgaste de tiempo ajeno, ocupando un puesto al que no concedo el valor que otro le daría.
Oh señoría, me someto yo mismo a mis propios veredictos, siendo estricto y débil, con un corazón estéril ante las ilusiones de libertad. Concédame la potestad de confesar mis verdades. Cada lunar de mi cuerpo esconde oportunidades, pero ¿qué sabe usted si ni yo mismo entiendo cómo funciona mi juego? Si desconozco si me encuentro pisando un tablero.