Entre la daga y la estaca, en última instancia son idénticas. Ambas segarán la vida de este corazón, de esta labastro cutis, de esta locuacidad temerosa.
Una es gélida, la otra rugosa, en último término, comparten la misma naturaleza, ambas me llevarán a la tumba con timidez. Cada una ondea su acerado filo, su astuta astucia, su letal frialdad.
En última instancia son iguales, ambas me condenarán con una imperturbable indiferencia. Si bien difieren en lo que a la superficie respecta, caen en la misma esencia y en el mismo desenlace, ¿qué propósito tiene mi elección? En última instancia son idénticas, ambas me conducirán hacia mi trágico final.