Los remolinos osados, producto de giros encadenados en busca de una solución, las frases improvisadas que yacen en mi paladar y son desatadas en esta modesta servilleta, innumerables artimañas mentales que intentan obstruir el deleite del té. Al final, ¿acaso tienen algún propósito? Supongo que suponer resulta tan adictivo, debo admitirlo.