La luna, musa eterna de los poetas, proclamada en letras, sublime y completa, derrochamos su esencia en apuestas audaces, dueños y cautivos de su luz fugaz.
En susurros de estrellas, rimas se entrelazan, nuestra herencia perdura, en noches que abrazan, la luna, testigo fiel, guarda nuestros versos, en su resplandor se funden nuestros universos.