VISITA AGOBIANTE

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La claridad me enceguecía, haciendome sentir exhausto y apestando a alcohol

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La claridad me enceguecía, haciendome sentir exhausto y apestando a alcohol. No era costumbre para mí emborracharme pero dadas las circunstancias había sido mi único alivio. Me levanté y fui directo a asearme, durante la ducha fría contemplé la idea de irme de una vez y desaparecer de allí lo más pronto posible pero a mis problemas se sumaba uno mayor… mi madre.

Hacia poco más de un año que no nos habíamos visto y no solíamos mantener comunicación desde lo que había sucedido 10 años atras. Cuando nos veíamos era por mera casualidad y su total infortunio. Que hubiese llamado a Eugene para decir que quería verme me había tomado no solo por sorpresa sino que también me llenaba de angustia. Significaba que algo debía haber sucedido, algo grave, de otra forma jamás se habría puesto en contacto. No la culpaba por su actitud desdeñosa hacia mí. Asumía la responsabilidad de mis actos pero no iba a negar que en lo profundo me dolía cada día de mi vida haberla perdido y con ella a mi hermano menor Nicholas.

Tenia 3 meses de haber adquirido el centro comercial “Los Ruices” y un mes haciendo remodelaciones. Tenía muchísimo espacio que podía aprovecharse para el disfrute familiar y para unos cuantos locales más. El cine debía integrarse a las nuevas tecnologías. Era un lugar moderadamente atractivo y agradable para compartir pero deseaba llevarlo al siguiente nivel. Me consideraba amante de la tecnología y sus avances pero en lo absoluto acordaba con el desprestigio y el desplazamiento del talento humano, en mi opinión este jamás podría ser reemplazado, dado que las maquinas siempre serían maquinas por más que intentasen simular a la humanidad. El personal humano debía capacitarse adecuadamente y mantenerse en ello depende del rubro en que se desenvolviese. Era un lema y una realidad que vivían todos los empleados y quienes formaban parte de “OCCA ENTERPRISE.”

Even Leroy era uno de los arquitectos más importantes en su campo y que formaba parte de mi equipo. Un buen amigo en quien podía confiar no solo la infraestructura de los negocios sino también uno que otro problemilla superficial. Había estado encargándose de una de las construcciones en Dubai y le había pedido que viniese para que me ayudase con estas reformas que deseaba realizar al centro comercial.

En mi despacho nos habiamos reunido Even y yo con Joaquín, el antiguo jefe de arquitectos del centro comercial quien exponía los planos del mismo y nos indicaba las debilidades y fortalezas de su infraestructura.

Ya había tenido varios encuentros con Joaquín cuando le pedí que viniese para obtener información acerca de los locales, sus espacios y remodelaciones haciendo hincapié por supuesto en obtener toda la información posible acerca de uno en especial, uno que se ofrecía al público como boutique.

—¿Quieres decir que hay espacios que no tienen mantenimiento y están sin renovación hace cinco años?— Inquirió preocupado Even.

—Si, señor Leroy, el antiguo dueño no podía seguir invirtiendo en remodelaciones o mantenimiento. A sus principales socios y dueños de locales les ofreció financiamientos y muy pocos lo tomaron con seriedad e hicieron sus cancelaciones a tiempo.—expuso Joaquín apenado y Even bufó a un costado.

—¿Podrías conseguir una lista de todas estas personas? He revisado los libros de contabilidad pero no había ninguna acotación de lo que mencionas y es bastante grave.—pedí con serenidad pero firme.

—Disculpe señor, pero el señor Noguera no solo era mi jefe sino también mi amigo y creo que si no encontró esa información en los libros de contabilidad es precisamente porque él no deseaba que usted lo supiese para no perjudicar a nadie. No quisiera tener que traicionarle a él y mucho menos tener algún inconveniente con usted por esto.—mostró su aflicción y Even se acercó a él colocándole una mano en el hombro.

—Entonces no debió haberlo mencionado Joaquín. Aquí no se le esta pidiendo un favor, así que haga su trabajo o bien puede…

—Joaquín no le estoy pidiendo esta información para perjudicar a nadie se lo aseguro.—Even me miró con el entrecejo fruncido.—Asumiré la deuda de estás personas frente al señor Sindoni pero necesito saber quiénes son y cuál es el monto adeudado de cada uno. Le repito que no es mi intención causarle inconvenientes a nadie. Confíe en mí.—dije franco mirándole fijamente mientras Even a su lado compartía su perplejidad.

—Pero Ethan…—comenzó Even a decir algo pero escuchamos una voz elevarse abriéndose paso que parecía venir a nosotros mientras otra voz un poco más calmada hablaba suavemente pero no se lograba entender lo que decían.

—¡Que me dejes pasar te exijo!—hasta que estando más cerca se logró distinguir claramente lo que decía esta voz muy reconocida para mí y se abrieron las puertas de mi despacho… era Genevieve Montes de Occa, mi madre.

TERCER ENCUENTRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora