NUESTRO

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PERSPECTIVA DE APRIL

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PERSPECTIVA DE APRIL.

La confusión e indignación en su rostro lo mantuvieron con el ceño fruncido.

—¿Qué estás diciéndome?—cuestionó mientras yo subía mi vestido. Él tomó una toalla y se secó el sudor.

—Lo que escuchaste.—afiancé.—No me importará tenerlo sola si tú representas un peligro.

—¿Cuál peligro, April?—se levantó con evidente molestia.—¡Acabamos de follar! ¿De qué mierdas hablas?

—Y lo haremos todas las veces que sean necesarias, pero eso no cambia la realidad.—no sabía como explicar el deseo sin precedentes que se apoderó de mi al verlo entrenar, no podía asegurar que no volvería a pasar y por eso necesitaba que supiera que tendría que tomarme las veces necesarias. Me sentía como una aberrada, pero la verdad era que las hormonas estaban haciendo con mi cuerpo lo que les daba la gana y si antes lo deseaba, ahora ese deseo se había multiplicado por mil...

—¿Entonces qué soy? ¿Tu estupido juguete sexual?—pasó la mano por su cabello, estaba frustrado.—¡Estás mal, April!. Para tu desgracia soy el papá del hijo que estás esperando y te guste o no formaré parte de su vida y la tuya. Porque es NUESTRO, no tuyo!

Tiró la toalla sobre el banquillo y salió del gimnasio con los puños cerrados y destilando ira. Exhalé fuerte con mil dudas e interrogantes acechando mi cerebro y no eran solo sobre él, también tenía dudas acerca de mi y cómo me estaba sintiendo.

No lo quería lejos, pero quería que dejara de evitar decirme la verdad sobre su pasado. No tenía idea de como abordar el tema sin sentirme una inquisidora, pero necesitaba tanto saber...

Me fui a caminar en la playa para aliviar mi estrés. No dejaba de sentir que todo estaba mal ahora que todo debía ir bien. Mañana volvíamos a Seattle e iríamos a nuestro primer control prenatal, acaricié mi vientre de forma inconsciente.

—¿Cuánto tiempo llevas aquí pequeñuelo?—pregunté en voz alta.—Lamento todo el estrés y la angustia. Te prometo que papá y yo vamos a solucionarlo todo.

De pronto una emoción y calidez embargaron mi corazón, la emoción que debí haber sentido en el primer momento me avasalló ¡Estaba embarazada de Ethan!, ¡Tendríamos un bebé! Un par de lágrimas se me escaparon pero está vez de alegría, la sensación de felicidad invadió todo mi sistema y sonreí inevitablemente... ¡Nate se pondría como loco de felicidad! Casi todas las navidades pedía o un hermanito o una mascota de preferencia un perro.

A primer pensamiento me preocupó mucho como explicarle que estaba en una relación con Ethan y seguidamente que ya estaba embarazada. Sin duda todo estaba pasando muy rápido, pero y ¿Qué?, ¿Qué podía importar más que la vida que estaba concibiendo? Y enterarnos justamente hoy...

Saqué el teléfono de mi bolsa y marqué el número de la única persona que sabía que luego del regaño compartiría mi felicidad.

—¡Eres una ingrata!, ¡Mal agradecida! ¡Mala amiga!, ¡Mala hermana! ¡Eres la peor de todas April Andueza...

TERCER ENCUENTRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora