PRUEBA DE VESTIDOS

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La mañana me sorprendió con la luz de sol más intensa que de costumbre

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La mañana me sorprendió con la luz de sol más intensa que de costumbre. Durante la noche fue más el tiempo que me pase dando vueltas en la cama que durmiendo. Al tomar mi teléfono vi las tres llamadas perdidas de Ethan y sentí tanta culpa, luego de ducharme y sentirme cien por ciento sobria, me di cuenta de lo mal que en efecto se veía todo lo sucedido. Me coloqué en el lugar de Ethan y la verdad no podía ni siquiera imaginar mi reacción frente a una situación así ¿Qué sí habría pensado que allí estaba a punto de suceder algo más? Claro que lo habría imaginado, tal cuál le sucedió a él. Me sentí pésimo y lo peor de todo es que lo más seguro no me acompañaría en el evento. De un momento a otro todo había perdido el equilibrio perfecto que tenía.

Aún así era inevitable no sentir la emoción latente en el ambiente. Me senté a desayunar con Nate mientras esperábamos nuevamente a que Susan llegase.

—Mañana es el gran día mamá ¿Estás feliz?

—¡Muy feliz, bebé! Hemos trabajado mucho para lograrlo y es increíble que ya mañana sea real.

—Tu y tía Ghail serán muy famosas, mamá, ya lo verán.—sonreí ante su ocurrencia. La perspectiva de la niñez era lo más bonito e inocente que podía existir.

—Recuerda que hoy llega tío Sam. Luego de arreglarte en la tarde no vayas a ensuciarte, tendremos una cena aquí y debes mantenerte como un muñequito, o sea arregladito.—expliqué limpiando la comisura de su boca.

—De acuerdo mamá. Al fin volverá mi tío, pensé que se quedaría a vivir en Capulco.

—Acapulco, de todos modos tu tío esta es en Cancún cariño y no creo que tú tío pueda vivir mucho tiempo alejado de ti y sus partidos de futbol.—dije entre risas.

Susan llegó y me dirigí a retirar los zapatos de Nate. Ghail, me ayudó a escoger todo su atuendo, queríamos que luciera elegante pero sin rayar en la incomodidad para un niño de su edad. Así que nos decidimos por un traje semi-formal azul, con camisa blanca y corbata roja que luciría con unos zapatos blancos. Zapatos que hace un par de semanas debía haber retirado pero que ya tenía en mis manos, eché un vistazo a mi teléfono, siendo las 9 am. Seguía sin rastro alguno de Ethan quien ya debía estar en Nueva York, suspiré y antes de poner nuevamente el auto en marcha llame a Ghail, quien casi me revienta el tímpano aun estando del otro lado de la línea, estaba desbordando ansiedad y emoción en igualdad de cantidad.

Conduje sin prisa al taller de costura, donde teníamos un probador de vestidos idóneo para la ocasión. Al llegar, Ghail, Peter y Alex ya estaban en el lugar, todos esbozaron una amplía sonrisa al verme y Ghail dio un leve gritito de alivio al verme.

—¡Pili, creí que nunca llegarías!—dijo dándome un abrazo.

—Solo fueron unos minutos.—contesté poniendo los ojos en blanco (quizá estaba adoptando ese gesto de Ethan.)—¡Chicos! Esta loca ha de tenerlos paranoicos ya.

TERCER ENCUENTRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora