INCÓMODO

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Dormí alrededor de 3 horas y medias y desperté exaltada, Ethan se acercó a mí con cautela y me tranquilizó un poco diciéndome que todo estaba bien

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Dormí alrededor de 3 horas y medias y desperté exaltada, Ethan se acercó a mí con cautela y me tranquilizó un poco diciéndome que todo estaba bien. Los recuerdos vinieron en forma consecutiva generándome inquietud.

Me levanté y dirigí al baño, enjuague mi rostro con agua fría, estuve allí un par de minutos sin querer salir y toparme nuevamente con la mirada incomoda y reprobable de Ethan.

El reloj marcaba las 5:05 Am. Cuando una enfermera ingresó en la habitación, la mujer de mediana edad y melena color sol no pudo disimular su impresión y atracción por Ethan, cosa que me exasperó sin duda ¿Por qué tenía que causar ese efecto? Fuera de ese momento irritante la mujer fue bastante amable quizá demasiado. Nos preguntó un par de cosas sobre si Nate se había quejado de dolor o alguna irregularidad. Nos indicó que cuando él despertase le llamáramos en seguida y que él doctor vendría en un par de horas a revisarlo. Antes de despedirse tonteo descaradamente con Ethan ofreciéndose por décima vez para lo que él necesitase y no lo soporté más, decidí salir y dejarlos a ambos allí.

Fui a la cafetería en busca de nada en realidad, no sentía apetito por nada de lo que allí veía, terminé decidiéndome por un agua saborizada y dirigí mis pasos de vuelta.

Cerca de la habitación se encontraban unos asientos metalicos y decidí sentarme allí un par de minutos, necesitaba alejarme de Ethan y pensar con claridad. No entendía lo que había sucedido pero no sería la primera vez, con Ethan todo era así, inexplicable. Eso me enfadaba. Aún así no era el momento de desconcertarme y menos por él. Mi pequeño hijo necesitaba toda mi atención y así sería.

Cuando ingresé nuevamente a la habitación ya Ethan estaba pegado a su teléfono nuevamente haciendo quien sabe qué. Nate comenzó a moverse despertando y fui rápidamente a su lado.

—Hola cariño ¿Cómo te sientes?—pregunté susurrándole mientras besaba su frente, le brindé apoyo para sentarse y en un segundo Ethan estuvo a mi lado ayudándome a posicionarlo.

—Mamá... ¿Donde estamos?—inquirió en medio de un bostezo y frotando sus ojos.

—Estamos en el hospital k¿Recuerdas el golpe que te diste en casa?.—le pregunté observando cada movimiento que hacía.

—Ahhh si, aun me duele...—dijo mientras se tocaba instintivamente la herida encogiéndose y dando un pequeño quejido.

—No la toques.—retiré su mano suavemente y le di un beso en ella.

—Hola Ethan... te quedaste...—saludó Nate sonriendo dejándome sin palabras.

—¡Hasta que despiertas! Si, he estado aquí y te he escuchado hablar dormido toda la noche.—bromeó con una amplía sonrisa dejando atrás su máscara de indiferencia.

—No te creo... yo no hablo cuando duermo ¿Verdad mamá?—dudó Nate consultándome.

—Sí que lo hiciste, no dejaste dormir a nadie con tanta parlanchineria.—le respondí con una mueca siguiendo el juego. Él se carcajeo un poco y me sentí feliz de verlo tan dispuesto.

TERCER ENCUENTRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora