¿ERROR?

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¿Cómo qué hermano mayor? Los miré perpleja

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¿Cómo qué hermano mayor? Los miré perpleja. Ethan no parecía nada contento con su presencia allí, Zacharías se acercó a él con la misma imponencia que Ethan.

—¿Qué no piensas saludarme?—interrogó dándole un abrazó que Ethan no correspondió y lució totalmente incómodo, Zacharías palmeó su espalda antes de alejarse de él.—¿Me has extrañado o sólo a Nick?—cuestionó irónico.

—No repetiré la pregunta.—enfatizó, Ethan con la mirada gélida y sus facciones marcadas por la rabia. Aquello era incomprensible.

—Bueno pasaba por aquí y pensé ¿por qué no venir a saludar a mi hermano que acaba de hacer aparición luego de once años de marcada ausencia?—¿Once años? su tono era calmado pero teñido de una escalofriante advertencia.

Ethan me observó y en sus ojos pude vislumbrar algo más que ira, era ¿Miedo?

—Ve adentro, April.—su voz fue clara y fuerte, sus manos hechas puño y su frente crispada en arrugas. Sólo escucharlo comencé a recoger mis cosas y a guardarlas en el bolso para irme de allí.

—No, no espera. No la mandonees como si fuese un cachorro.—dijo señalándome.—De todos modos ya yo estaba por irme. Como te dije solo pasaba a saludar.—se giró hacía mi y examinó de arriba abajo haciéndome sentir expuesta.—Adiós linda, ya nos veremos luego.—se despidió poniendo la mano en su frente y haciendo un saludo militar.

Ethan lo siguió con la mirada hasta que ya no estuvo a la vista.

—¿Qué te dijo?—cuestionó tomándome fuerte del brazo. Aquella reacción me descolocó.—¡Dime, April!—gritó zarandeándome.

—¡Estás lastimándome!—dije imperativa al no soportar su agarre, me miró luego a mi brazo y me soltó como si mi piel le quemara.—No dijo mucho. De pronto apareció allí.—señalé la tumbona donde estaba sentado.—Sabía mi nombre y que vengo de Seattle, contó que es policía o algo por el estilo y luego tú llegaste.

—Escúchame muy bien April.—anticipó exasperado pasando la mano por su cabello.—No quiero que te le acerques, no quiero que le hables, ni siquiera que lo mires. Mantente alejada de él ¿Entiendes lo que te digo?—impuso a punto de estallar. Le miré sin entender que sucedía.

—Pero ¿Por qué tanto...

—¡Maldición April, no me cuestiones, sólo obedéceme!—gritó haciendo que me dolieran los tímpanos.—¿Puedes por una puta vez en tu vida hacerme caso?—¿Pero quién era este hombre que me jaloneaba, gritaba y ordenaba a su antojo?

—Como digas, Ethan.—mi voz fue firme aunque por dentro algo acababa de romperse. Sentía mis lágrimas pugnando por salir así que tomé camino alejándome de él. Lo dejé allí hundido en su ira incomprendida.

—April, espera.... ¡April!—llamó pero no quería que me viese derramar ni una lágrima, apresuré mi paso hasta meterme en alguna habitación para llorar mientras me encerraba en la ducha.

TERCER ENCUENTRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora