El arte de Ser

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A paso apresurado, Iker se dirijo al baño, habían tantas cosas, detalles, comentarios y actitudes de Xavi que casillas había despreciado durante toda su reunión pero no era solamente Hernández lo que lo molestaba.

En el ambiente del futbol es natural la competición y la rivalidad pero, para Casillas, de nada vale dejar tu humanidad en el medio de una carrera autodestructiva por ser el mejor del mundo, es algo que no le gusta de su propio club, este giro que ha tomando el discurso madridista en los últimos años, para la prensa la casa blanca es la eterna villana, con un dominio absoluto en el campo, claro que su historial no es el más limpio, habían cometido grandes faltas desde la concepción del club, tampoco les ayudaba a la imagen pública ciertas jugadas sucias como traer a Luis Figo, ex capitán blaugrana que los traicionó para fichar por el Madrid, formando parte de los Galácticos, pese a esta imagen ruin y casi tiranica, mucho de aquellos que han pasado por el club y portado con orgullo la camioneta, se han visto en la obligación de dejar parte de su esencia en el camino, Iker a estado tanto tiempo allí que ha visto una y otra vez la misma historia, jugadores que se ven sobrepasados por el prestigio y el legado de un quipo como el Real Madrid, la élite de fútbol, vio a sus amigos sacrificar hasta sus últimas lágrimas para luego ser desechados a un club pequeño, olvidados por la afiliación y apartados de los mejores, tarde o temprano, todas las estrellas caen, ha visto enloquecer a sus compañeros y amigos, vio como ese brillo en sus ojos se iba apagando al no cumplir con las expectativas de una afirmación acostumbrada a la gloria máxima, en los últimos años, con la llegada de Florentino y Valdano, esta imagen retorcida de un club casi santificado solo ha provocado más presión sobre los jugadores, descartando a todos aquellos que no fuesen "suficiente" arruinando sus carreras porque... ¿Hay algo mejor que jugar para el Real Madrid?, no, no hay nada mejor, causando terror entre los que se quedan en el primer equipo, haciéndoles creer que algún día serán ellos los que abandonen la gran casa blanca, esto siempre lo ha acompañado y aún que no le guste admitirlo le da mucho miedo ser, algún día, despreciado por su propia afirmación, ha dedicado su vida entra al club y no puede imaginarse un mundo sin el Real Madrid.

No le gusta la dirección en la que Mesut se está encaminando, por naturaleza es un chico competitivo, ambicioso, como todos los merengues, eso viene en el ADN, pero está nueva camada de niños cega por los premios, la excelencia, trofeo, el dinero y la fama, no es capaz de dimensionar el daño al que se someten, todo es muy lindo los primeros años, la competencia hace que todos quieran mejorar su nivel, comiendo bien, entrenando más, hasta estudiando todo sobre los rivales pero llega un momento donde no hay más, tal vez por sus propios impedimentos, quizás no son tan buenos o su cuerpo ya no les permite continuar, aquí es cuando todos caen, cuando tocas el cielo la única forma de volver a tierra es estampandote contra ella, algunos caen en depresión, otros acumulan lesiones por la sobre carga en los entrenamientos y el campo, tratando de mejorar una técnica que ya es perfecta o un cuerpo que ya es perfecto, otros simplemente terminan odiando lo que alguna vez le vio la vida y otros pequeños iluminados pueden sostenerse en el tiempo, ha visto como Mesut se obsesiona con los rivales antes de cualquier partido, estudiando día y noche, llega a los entrenamientos antes que todos ellos y se va mucho después, se aísla totalmente de sus compañeros y pasa de ser un chaval mono, súper amigable y cariños, a un ermitaño que solamente está enfocado en ganar, quizás son por las espectativas de su padre, quizás es por José o florentino, puede incluso que su propio ego sea el causante de todo esto, pero de cualquier manera, este pensamiento de "ser el mejor" solo terminara por joderlo, necesita hablar con él, tranquilizarlo y pararle los pies, no quiere ver sufrir a su amigo.

Los comentarios tontos de Xavi solo hacen que Özil caiga más y más en esta necesidad de ser el mejor, alimentada por los dichos de Valdano, las exigencias parentales, el deseo desmesurado de Florentino por ganar y la dureza de Mourinho a la hora de entrenarlos, generando casi un culto al rededor de sus ideas y forma de juego.