El arte de Ser

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Luego de su vuelta a la ciudad de Madrid, después de haber ganado y clasificado a la final de la copa del rey, Sergio se siente solo, en un día tendrían que jugar contra la Real Sociedad y esto lo ayudaba a concentrarse en algo más que no sea la soledad, el primer día que llegaron a Madrid dejo a Mesut en su hogar y volvió a su mansión, ahora sin Mila, jamás le había importado estar solo en esa casa, le gustaba por qué era grandiosa, bonita y muy ostentosa, sus padres dijeron que era una casa preciosa y se compraron una igual en el mismo barrio privado que él para usarla como casa de "repuesto" cuando viajaban a la ciudad para ver a su hijo jugar, así que su yo de veinte años, creído y egocéntrico, compro ena casa para él solo pero al volver a su hogar luego de un tiempo sin estar allí, la sintió vacía, atribuyó este sentimiento a la falta de su mascota, esa que le jodía los muebles y le escondía los zapatos, pero pasaron los días y comenzó a notar cosas de su mansión que ya no le gustaban, el lugar se veía triste, con colores blancos y beige que no le tresmitian nada, sus muebles eran gigantes pero pocos conmovedores, llenos de objetos de decoración que no significaban nada para él, sus escaleras son demasiado largas, su habitación es demasiado grande, su cama aún más y dormir solo en ella le parece ridículo ya que ni siquiera usa gran parte de la misma, tenía un montón de habitaciones por toda la casa pero solo usaba tres de ellas, su patio se veía muerto, con algo de césped y sin ninguna planta, ni siquiera le gustaba las alfombras de su casa, siempre hace frío dentro de la mansión por qué la calefacción nunca llega a cubrir toda las inmensas habitaciones, nunca antes le había importado llevar abrigos dentro de casa o tener plantas pero ahora la siente deprimente e impropia.

Al quinto día no aguanto ese sentimiento de pesar que le trasmitía su propio hogar, parecía solitario y sin vida, solo él y la mujer de limpieza habitaban ese frío lugar, aún que el personal de limpieza solo va tres días a la semana por cuatro horas, luego de un entrenamiento en valdebebas se dispuso a volver a su casa pero el subir a su coche se derrumbó, el solo hecho de pensar en ir desde la ciudad deportiva hasta su casa, pasando minutos enteros dentro de su coche para luego volver a un lugar al que no quiere ir, lo agotó, lo sintió raro, Özil también vivía lejos de valdebebas pero nunca le había importado ir hasta allí, adora la casa de Mesut, es pequeña pero está bien cuidada, había una parte de él por todas partes, en sus fotos familiares, en las velas, en sus películas en DVD, en sus libros, en su tapete para orar y en sus inciensos, ir allí lo tranquilizaba y le recordaba el verdadero significado de un hogar, luego de pensar un momento, busco a Mesut y le pregunto si podría dormir en su casa antes del partido contra la Real Sociedad, el turco accedió encantado.

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Sergio despertó por el delicioso olor a café que provenía de la cocina, Mesut no era malo cocinando pero tampoco se le daba muy bien, sin embargo, preparar bebidas era lo suyo, Café, Té, Capuchinos, Malteadas o tragos, es fantástico en eso y con el tiempo, Ramos, se habia vuelto adicto a el café del menor, miro la habitación y sonrió para si mismo, las sabanas blancas y limpias de Mesut tenían más vida que las suyas, la puerta de la habitación se abrió y un tímido Mesut entro, se miraron por un momento y el turco camino hacia él, sin decir nada se metio debajo de las sábanas y se oculto en ellas, Sergio creyó que podía morir de ternura.

- Tener que decir algo muy muy importante- hablo el menor, Sergio intento destaparlo suavemente pero el turco sujeto con fuerza las sabanas, no quería que el mayor lo viera.

- ¿Hablaras ahí metido, i'llo?- pregunto con una risita.

- Si, lo haré- su voz parecía la de un niño pequeño que se ha portado mal en la escuela, Ramos ya no se sentía tan tranquilo.

- Vale, como quieras, habla entonces- lo dijo con dulzura pero ya no estaba tan seguro de lo que Mesut tenía para decirle.

El menor tomo aire y por un momento guardo silencio, como si le costará decirle algo o no supiera por dónde empezar.