Capítulo 3

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Forks, 2004

Al día siguiente, bien descansada, alimentada a mas poder y añorando llevar algunos de sus bocadillos, salió con su mochila y algunos papeles

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Al día siguiente, bien descansada, alimentada a mas poder y añorando llevar algunos de sus bocadillos, salió con su mochila y algunos papeles. Por si necesitara de ellos, se encaminó gracias a las indicaciones del mapa en dirección al Instituto de Forks. Unas horas después, pudo averiguar que recién las clases comenzaban en agosto, por lo que tendría un tiempo considerable para encontrar trabajo a medio tiempo o tiempo completo por mientras tanto. Al igual que la inscripción había sido todo un éxito, ya formaba parte de la institución como alumna por lo que, solo debería esperar. Aunque la secretaria Shelly Cop, había dicho que en el primer día de clases fuera directo hacia ella, que le daría el tour necesario y el horario de clases por ende, no debía haber imprevisto algunos.

«Todos son curiosos pero amables. Espero que sea igual de calmado como ahora percibo. Aunque espero pronto disfrutar de la vida adolescente a full»piensa entusiasmada.

Mientras se dirige caminando hacia su hogar, pero por camino se cruzar por una cafetería. Donde enseguida intenta buscar trabajo justo allí. Para su fortuna, nuevamente había un letrero de que se buscaba mesera.

«Ironica es mi vida. Salí del hotel para tener una vida diferente, pero terminé siendo una mesera en una cafetería. Aunque lo bueno es que tengo experiencia a la atención, ¿no será tan complicado o si?» pensó mientras aceptaba el trabajo en Caver Cafe.

—Muchas gracias, ¿Cuando puedo empezar?—preguntó Mavis.

—Mañana mismo, como aún no has comenzado las clases. Podrás venir en el horario disponible desde las 7 hasta las seis de la tarde. Tu salario se te dará al finalizar de cada vez, las propinas son solo para ti, no es necesario que nos las des. Son tu paga por la cortesía y amabilidad que los clientes te darán con buena intención. Espero que disfrutes de estar con nosotros trabajando, querida Mavis —responde la señora Cora.

—Me queda perfecto. ¡muchas gracias señora Cora!— expresó encantada.

Cora frunció el ceño al escucharla pero aceptó que era formalismo por falta de confianza. Tras ello, ambas se despidieron al ver que ya se estaba haciendo muy de noche. Por lo que una jovencita no debía estar por las calles hasta tarde.

—Espero algún día puedas vernos como un segundo hogar, solo Cora, cariño —responde la dueña.

Mavis sonríe con un ligero sonrojo, asintiendo tras la cortesía.

De camino, a su hogar. Por un momento se sintió observaba por lo que dejó de caminar, inquieta. Afinó sus sentidos auditivos, y calmó su respiración quedando totalmente quieta por unos instantes para entender lo que parecía acecharla. Sin embargo, solo pudo sentir una pequeña caricia en su cabeza y luego escuchar un leve susurro:

—Eres demasiado perceptiva, pequeña Mavis. Sigue caminando hasta donde te alojas... Ha sido difícil de encontrarte —dijo una voz conocida.

Los ojos de Mavis se sorprenden y sonríe ampliamente.

—¿Has venido a vigilarme acaso, Griffin? Bien vamos—preguntó con cierta diversión Mavis, al reconocer al hombre invisible sin ninguna ropa encima. Solo por ello que no lo había sentido antes.

Y tras ello, esa noche no iba sola. Sino que uno de sus tantos tíos. Nada le parecía estando sola o acompañada, se sabía defender no por nada había vivido sus ciento dieciocho años con una variedad de monstruos.

Una Impronta diferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora