Capítulo 50

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Sam se palmea las mejillas para espabilar al sentir el dolor y necesidad de su impronta a que dejara su actitud de lado, porque aunque Mavis mantuviera su actitud independiente, el sabía perfectamente que cuando las cosas le salían mal o se sentía mal era como una niña desamparada y dolida. Eso no quería hacerle sentir, ella no se lo merecía.

Su cuerpo se movió por la necesidad del suyo de arreglar el daño a su impronta, mientras sus piernas restaban distancia entre él y ella, su mente recordó su charla con el concejo.
Desde un principio había dejado a su impronta como prioridad por encima de las obligaciones de ser Alfa y protector de la tribu.

«El instinto de mis ancestros lo he interpuesto por encima de ella. Mierda. ¡debo arreglar esto ya!»gruñó molesto consigo mismo.

Ni diez o quince minutos pasan desde que llega de la cocina hasta pasar por el pasillo hasta la habitación que comparten, se podía escuchar el sonido del agua de la ducha caer. La puerta no estaba llaveada por lo que no podía perder mas distancia con ella.

—Mavis, tienes razón. He sido un idiota, mi juicio me nubló la mente por encima de ti, perdóname...

Sam quedó clavado frente a la ducha a pocos metros de llegar a ella. Sin embargo, Mavis no le dirigía la mirada solo le daba la espalda, dejando que el agua empape su cuerpo y cabello negro.

—Me preocupa y duele bastante que esté sucediendo esto, Sam...

—Lo sé, físicamente percibo tu pesar tal como si fuera el mío, cariño... De verdad, sé que no debe ser siquiera excusa mi cargo dentro de la tribu a como te he tratado.

Mavis se muerde sus labios, tratando de no mostrar sus ganas de sollozar ante su dolor al estar ambos discutiendo.

—Sam... Yo no quiero que todo esto se vuelva a repetir cada vez que la humana se cruce con la tribu... No quiero que por culpa de una humana todo lo que hemos estado viviendo se derrumbe —opina dándose la vuelta a observarlo, mientras sus ojos celestes se notan cristalizados por las ganas de llorar. Sus labios le tiemblan por el pesar que esta situación ocasiona.

Él no lo soporta, importandole muy poco el agua, la atrae a sus brazos. Queriendo consolar el daño ocasionado, redimir con su calidez el dolor y la inseguridad que ha levantado como un muro empezando a construirse entre ellos.

—No nos va a separar. Juré por mis ancestros y el amor que siento por ti, que nada de mis responsabilidades en relación a la tribu interfiriría entre nosotros. Eres la única mujer que me puede otorgar la felicidad que merezco.

—Y solo contigo, me siento completa... Pero no todo se soluciona con palabras, ¿Qué vas a hacer el día que las palabras queden cortas ante lo físico?—pregunta Mavis negando y tratando de separarse de aquella piel que la acobijaba.

—Buscaré, Lucharé y haré que sean muestras tangibles lo que prometa. Mavis, por favor, no me dejes solo...

Los ojos oscuros se encuentran demostrando miedo, preocupación, culpabilidad y tristeza; mientras que los ojos celestes demostraban tristeza e inseguridad, dolor de verlo desamparado por la posibilidad de perderla por esto.

—Yo me iré al momento en que no me sienta parte de este lugar. Tu sabes que eres el único lazo que solido por el cuál quiero cuidar también a esta tribu, pero sin ti, nada de lo que hemos pasado estos meses ...

—No lo digas, cariño...

—Nada habrá merecido la pena. Eres tú quien duda de mi, eres TU quien cuestiona todo de mi. ¡No quiero que por ser Alfa me quieras mandar como otro subordinado más! Yo SOY tu mujer, yo SOY la hija de Drácula, yo no puedo vivir bajo la migaja de nada, y yo no voy a proteger a una humana sin escrúpulos ni concepción de valor a la vida, así que, deseo de todo corazón que esta discusión sea enterrada hoy, aquí mismo a que vaya a resurgir de entre la tierra. —sentenció mientras el agua de la ducha caía por sus ojos, viendo menos nítido.

Sam se tensa tras escuchar cada palabra, cada palabra que sentenciaba su existencia. Cada palabra que lo hacía temblar por la exigencia y desesperación, dolor y frustración que la estaba pasando su mujer e impronta. Cerró los ojos, respiró el aroma que lo calmaba y liberaba su estrés, tenerla siempre fue su única opción en la vida y sin ella, si ahora abrían esta brecha no estaba seguro si hubiera alguna cura para el error.

—Si lo llegaramos a recordar sería como una anécdota para mejorar, ¿Puede ser así? No puedo jurarte que no se vuelva a mencionar, pero si puedo jurarte no volver a actuar de esta forma para procurar nunca volver a lastimarte, Mavis.

La vampira lo escuchó, se avergonzó un poco tras darse cuenta que estaba completamente desnuda ante él mientras que su pareja se encontraba mojando su ropa, ni tiempo le había dado para desvestirse, esto le demostraba que su prioridad siempre era ella antes que las circunstancias de carácter común. Olfateó su aroma y lo roza suavemente mientras se acurruca a abrazarlo, cediendo ante su propuesta físicamente. «No puedo ser tan soñadora, tiene razón, se volverá a mencionar por ser un hecho que superamos o pasó pero claro que puede jurarme que no se vuelva a repetir.»reflexionó en su mente.

—Bien, que así sea.

Sam suspiró aliviado, la olfatea también encantado ante la comunicación positiva y de mejora entre ambos. Ya no sentía crecer esa brecha de su estupidez, sino que reducirse.

—Pero que te quede claro, a la próxima que tu rango Alfa salga a la luz, me iré de la casa y no volveré hasta que aprendas que yo no soy ningún lobo para que siga tus órdenes al pie de la letra, soy un vampiro que no está ni estará nunca bajo el yugo de ninguna persona, o lobo. Mi papá es el único con esa capacidad sobre mi, porque es mi figura paterna y quién me ha guiado en la vida para sobrevivir, mi abuelo puede intervenir pero no hacerse con mi vida como si fuera marioneta. —aclara levantando la mirada con expresión tan carente de amor, sino que de sinceridad, apatía y seriedad.

—Entiendo, no se volverá a repetir.

—Eso espero...

Sam al verla agarrar el jabón por encoma de su brazo, sintió escalofríos. Las manos cosquillean por la necesidad de enjabonar a su impronta.

—Ya que estamos, ¿Nos bañamos?

Mavis levanta la mirada con el jabón ya rozando su clavícula, y con la boca abierta por la incredulidad. Esa frase ya la había escuchado antes y no era baño necesariamente la respuesta a esa pregunta.

—Bañarnos, solo eso. Aún estoy molesta contigo.

Sam asiente sumiso, comprendiendo perfectamente que de ahora en adelante debía hacer todo lo mejor imposible para que su impronta no fuera tan reacio a permitirle realizar ciertas cosas, en este caso, ya se veía en cuarentena y sin sexo.

—Solo te quiero enjabonar, tranquila, cariño. No tocaría tu cuerpo si no lo quieres, pero... Si lo quieres, ya sabes, estoy para ti cuando quieras.

Mavis al escucha aquello, sintió el calor dispersarse desde su marca hasta por todo el cuerpo, un calor agradable que representaba la calentura por el deseo de cumplir con el placer. Por lo que irremediablemente, le pasó el jabón y se volteó para que no viera sus ojos dilatados, ni viera lo débil que podía ser ante una provocación como esa.

—Comienza por la espalda y luego los hombros, por favor.

Siendo así, como una carcajada varonil acompañó aquella instrucción esa noche oscura en la casa del Alfa e impronta de la manada Quileute.

Una Impronta diferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora