Capítulo 29

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Drácula caminaba de izquierda a derecha, inquieto, incómodo. Molesto.

Se llevó la mano a su nuca. Mientras se mordía su labio inferior, y siseo.

—¡Sabía que irse lejos de casa, la haría traer artimañas al hotel!—blasfemó inquieto y disgustado.

Murray abre la puerta. Seguido pasa Frankie y último Wayne.

—Sabíamos que te estarías comiendo el coco solo. Necesitas compañía, Drac—comenta Murray tratando de alivianar el ambiente tenso.

—No lo estoy haciendo. Solo necesité espacio para digerirlo. —expresó sentandose en su sofá. Sintiéndose mareado y culpable por haber huido así de la bienvenida de su pequeña.

—En mi opinión... No suena tan mal lo que hemos visto allá abajo... Mavis ya está volviéndose toda una señorita —opina Frankie.

—Pero es...¡mi lagartigita!. Mi Mavis Weibis... Me costó bastante dejarla librar sus aventuras como para que la deba ver con un humano...—dice Drácula dolido.

—Drac, no es un humano al completo. Ya viste que podrá bien defenderla si los humanos la quisieran atacar. —comenta Murray recordando el lobo de dos metros.

—Ella siempre será tuya, no dramatices eso. Mis cachorros siempre serán míos—respondió Wayne, recostandose contra la pared de la habitación. — No ha vuelto herida, lo cual significa avance y un alivio para ti.

—Se le escucha feliz y muy sana. —comenta Frankie, mientras trata de no romper nada. No quería enojar mas a su amigo de lo que ya parecía.

De entre la rendija de la puerta. Algo viscoso y verde se hace presente. En otras palabras, Blobby se había unido a la conversación como todo un curioso.

—babpr bapdr bab babd —habló Blobby, el monstruo gelatinoso verde.

—Blobby tiene razón. Es mejor que empiece a echar raíces lejos del nido a tener que soportar tantos cachorros como los tengo que soportar yo —afirmó Wayne.

—¡Ya cállense! Esto no puede ser. Mi niña aún esta muy joven para reproducirse y hacerme abuelo. ¡No lo acepto! Deberé investigarlo, y si pasa el visto bueno... pasa. Pero si no, no tocará a mi bebé. —expresó desesperado.

Todos se encontraban perdidos entre sus pensamientos, sabiendo perfectamente que esta situación no sería facil de digerir de un rato para otro. Sin embargo, ningún sabía el desanimo de la otra vampirita.

Drac sabía que había actuado mal. Y eso más que nada le hacía sentir peor.

[...]

Mavis se encontraba mirando el paisaje nocturno por la ventana de la habitación, con una cara triste.

—Mavis...

—Tal vez la mejor opción hubiese sido que vinieras como un lobo gigante. Fue mi error, supongo...—admite con los ojos cerrados, ocultando su rostro entre sus antebrazos. Sentada en el marco ancho del ventanal.

—Por favor... No te eches la culpa...

—Es que lo es. No podemos obviarlo Sam, ¡Sabía perfectamente que habría choque cultural! ¡Lo sabía porque yo lo tuve!—gimió con los ojos rojos, enojada y frustrada.

Sam percibió un escalofrío al verla así de histérica. Nunca la había visto enojada y ahora sabía que podía dar terror verla así. Trató de no retroceder, empezando a acercarse a ella para abrazarla por detrás.

—Podemos pensar en todos y cada una de las posibilidades correctas. Pero ya está hecho, ahora debemos mirar por lo que vendrá y como sobrellevarlo, cariño —expresa comprensivo Sam, mientras la voltea suavemente para acariciar suavemente la mejilla de ella.

Mavis siente como su nariz tiembla queriendo llorar.

—Quiero tanto que se lleven bien... Somos familia, somos clic, Sam...—susurra Mavis, con voz rota, triste y desilusionada. Abrazandolo para calmar su propio dolor.

—Lo sé, princesa. Pero deberás tratar de llevarlo con calma, estas vacaciones solo duraran dos meses, y te juro que haré todo lo que esté a mi alcance para que esto solo sea un mal momento efimero pero no eterno... —expresa Sam, sincero y preocupado por ella.

—¿Porqué lo harías así...? —preguntó con la mirada triste.

—Porque esto te hace triste, y es tanto tuya como mía el sentimiento. Eres mi mundo, y te quiero entregar paz, felicidad hasta que ya no exista amanecer que te dañe, Mavis —contestó Sam, tan fiel al amor, mientras besaba dulcemente la comisura de su labio, en la mejilla derecha.

Mavis sintió escalofríos, sonríe apenas. Sintiendo bichos en su estomago.

—Gracias por no disgustarte también tu...—susurró cohibida.

—No está en mi instinto, entregarme a la cobardía, cariño. Soy un Alfa, debo ser capaz de liderar las situaciones como mejor deba ser...—susurró Sam, embobado y divertido, con orgullo.

—Creo que lo voy captando, ¡Chachis!—exclama repentinamente separandose de él, recordando algo— Nos veremos mañana, ¿Si? Ahora recordé que debo ir a ver algo, y eso significa vuelo nocturno. —expresa ansiosa, besandolo por ultima vez en la noche— Recuerda, los zombies te pueden ayudar a pedir comida, no temas, están para las necesidades de todos los monstruos hospedados. Cuidate de los cachorros de lobos, son juguetones. Y si te pierdes, llama a Blobby, te ayudará.

Y sin más, Mavis se convirtió en murciélago, saliendo a toda velocidad y agilidad por el ventanal abierto. Dejando totalmente perdido en mente y miles de dudas ante las recomendaciones. Sam suspiró agotado.

—Bueno... —susurra después de unos minutos. Percibiendo aún el cosquilleo frío sobre sus labios cálidos. Amaba los besos de su impronta— No tengo tanta hambre hoy, pero si que estoy molido. Mejor dormiré, luego veré.

Y sin más, así tal cual había quedado, se acostó con nuevo cambio de ropa. Solo shorts cortos, sobre la cama. Cayendo totalmente dormido a la cama.

«¿Quién rayos puede ser Blobby?»pensó por última vez, Sam. Antes de caer absolutamente al mundo onírico.

Una Impronta diferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora