Capítulo 27

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Sam no podía creer el hotel que estaba a la distancia de ellos

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Sam no podía creer el hotel que estaba a la distancia de ellos. Mavis conducía su moto y en este habían decidido llegar a este sitio. No podía creer lo protegido que estaba, por aquel bosque tenebroso, algunas brujas que reconocían inmediatamente a Mavis y la trataban con excelencia dicha de una princesa, es que así es por que todos reconocían a la hija de Drácula.

—¿Porqué te detienes?—preguntó esta vez, Sam. Confundido.

Mavis estaba que por poco no flotaba de tanta emoción que sentía al admirar tan cerca su hogar.

—Por que quiero hablar un poco antes de llegar —aclara la vampira.

Sam mira la cautela con la que empieza a tratarlo, estaciona la moto y ambos proceden a sentarse sobre una gran roca que estaba cerca del letrero.

—¿Qué pasa? ¿Porqué te estas preocupando?—preguntó el nativo quileute, mientras tomaba la mano fría de su impronta.

—Veras... Una vez lleguemos, y sé que estarán esperando emocionado en la puerta para darme la bienvenida... Lo sé, solo es.. lo que pasa es...—empieza a decir nerviosa Mavis, inhala y exhala para intentar sacar un orden a sus pensamientos, tal y como Angela lo solía hacer— No quiero que te sientas amenazado, ni mucho menos sientas que te pudieran atacar, ellos no son como los humanos nos describen... Somos lo más civilizados que se pueda ser como monstruos. A lo que quiero es que, me preocupa que te desmayes por la impresión. Por lo que me has dicho, solo conoces a los vampiros y a los tuyos... No conoces a TODOS los monstruos que habitan por el mundo. Inclusive te quedaste mirando por más tiempo a la brujas, del que deberías —admitió con cierto recelo.

Sam se avergüenza de ser decifrado con tanta facilidad, por lo que suspira.

—Tenes razón. Todo esta verdad es nuevo para mi. Pero no por ello, vaya ser que me desmaye o me espante. Recuerda, seré lo que necesitas, Mavis—responde Sam aún sintiendo un poco el miedo de lo que pudiera encontrar— Admito que me da miedo no saber a lo que me enfrento, pero estaré calmado si estás a mi lado.

Mavis aprieta la mano de Sam, a modo de reconfortarlo. Inclina un poco su cuerpo hacia él, dejando reposar su cabeza en el lateral de su hombro.

—No estarás nunca más solo, Sam. Estaremos para toda la eternidad, pero no puedo prometerte que estaré pegada junto a ti, en cuánto lleguemos. Todavía no le digo la noticia a papá, y probablemente te encierre en las masmorras o alguna parte del castillo para hacer sus preguntas ... Al menos creo que papá será el más alterado, nunca he tenido novio ni mucho menos romance con nadie antes que tu —sonríe nerviosa y divertida. Amaría ver a su padre como loco, tras ver al hombre que venía con ella. Musculoso. Fortachon. Fuerte. Hombre lobo. Protector y territorial. Cariñoso y defensivo... «¡Ah! Ya no resisto tanta ansiedad que esto me causa»gimió internamente con tanta emoción.

—Vaya. Suena como todo padre sobreprotector... —tragó saliva Sam tras escuchar todo ello. Debía estar alerta, responder bien todo. Y no mentir.— ¿hay algo más de lo que debería saber de mi... Suegro?

Mavis sonríe divertida al escuchar llamar así a su padre. En definitiva, esas palabras le removían los gusanos en el estómago, tanto que la vibración repercutía por la garganta, produciendo una risita corta y sencilla.

—Pues, Drac es su apodo. O como le llaman la mayoría de mis tíos. Pero es Dracula, el abuelo es el Conde Vlad. Tiene algunos poderes como—piensa detenidamente, separandose un poco, y colocandose frente a Sam. Con un dedo se señala a ella misma— Uno: puede transformarse en murciélago como yo. —empieza a señalar los numeros con sus dedos al recontar— Dos: volar. Tres: super fuerza. Cuatro: agilidad sobrenatural. Cinco: Hipnosis, puede borrar o controlar a las personas mentalmente. Seis: Mover objetos. —termina de contar para luego decir un pequeño detalle resaltante con una mueca—Y tiene muy mala experiencia con los humanos... los odia.

El rostro de Sam era una obra de arte. Asintió varias veces, tratando de hacerse una idea de lo que estaba apunto de enfrentar.

—Intentaré no estropearlo aún más de lo que ya estay, su experiencia.—admitió nervioso.

—Lo harás super, confío en ti. Además, te cuidaré las espaldas, eres mi clic. —comenta Mavis confiada.

Sam inhala profundamente, y luego la mira determinado.

—Hagamoslo.

—¡Si! Vamos —chilló igual de emocionada.

Y tras ello. Ambos se subieron a la moto, condujeron hasta la entrada, donde los zombies y gargolas reconocieron a Mavis, al igual que el aroma de su acompañante. Ningun peligro detectado. Por lo que, los dejan pasar, hasta estacionar su moto frente a la puerta giratoria del hotel.

—Bienvenido a mi hogar...—susurró para Sam, seguidamente de eso. Le dejó la llave a una gargola que estacionaba los vehiculos suyos. Procediendo a estirar de la mano a su pareja— ¡Ya llegamos! ¡Papi!

Y enfrente de ellos, estaban todo tipo de criaturas raras para Sam. Y conocidas para Mavis. Entre ellos su padre en el medio de todos.

Una Impronta diferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora